«De todo intento sacar lo positivo y esta experiencia me ha enriquecido»
A los seis meses de ser rescatado de manera milagrosa vivo de un barranco de sesenta metros de profundidad en el que costó 50 minutos dar con él, con múltiples lesiones y sólo un 50% de su sangre, el ciclista de Ermua trasmite plena confianza en hacer una vida normal tras superar todos los plazos marcados en su rehabilitación con una filosofía y un ejemplo que ayudará a personas que sufran accidentes graves.
Joseba ITURRIA I
Hoy se cumple medio año desde que Horrillo se cayó en el Giro. Recuperado de lo que pudo ser una tragedia, rescata sólo las cosas más positivas.
¿Qué recuerda del 16 de mayo?
No recordaba nada hasta que hace poco en una reunión del equipo Maurizio Ardila, que era mi compañero de habitación, me comentó cosas de esa mañana. Tengo obsesión de tratar de recordar algo de ese día o del accidente y a raíz de esa charla me acuerdo que estábamos en un hotel en zona de montaña, que el día era despejado, que le dije a Ardila que se asomara y sacamos fotos del telesférico que se veía desde la habitación. Asociando ideas me acordé del viaje de ida a la salida, de ir sentado en el bus con un libro, de que bajamos un puerto para coger la autopista... De ahí en adelante no recuerdo nada hasta que me veo en la UVI de Bérgamo, de lo que tampoco guardo un recuerdo nítido, sino flashes que uniéndolos me hacen ver que estoy allí, pero no sabría decir si ese día o a los dos días. Los recuerdos previos al accidente son nítidos, aunque me ha costado recuperarlos. Los siguientes son más borrosos. Más que recuerdos, son pequeños flashes. Veo algo blanco, una lámpara, miro a los que me rodean y no los reconozco, todos me hablan en italiano y de repente oigo una voz conocida y veo a mi mujer que pregunta cosas. Son recuerdos de varios días que se entremezclan y me llevan poco a poco al momento en el que entiendo lo que me ha pasado.
¿Ha querido preguntar cosas para intentar recordar lo que sucedió?
Siempre he querido que me diesen los máximos datos. Preguntaba qué había pasado, dónde, cuanto tiempo pasó hasta el rescate... Tenía mucha inquietud y curiosidad y en función de lo que me han contado y de las fotos que he visto me he hecho una película y tengo ciertas imágenes que no son reales, sino producto de lo que me han contado y de las fotos, aunque lo veo como un recuerdo nítido que he vivido. Siempre he sido curioso y en diciembre viajaré a Bérgamo con toda mi familia e iré al barranco por curiosidad y para ver si ayuda a recordar más cosas. Allí he vuelto a nacer. Esta visita cerrará el círculo, volveré de persona normal y agradeceré lo que hicieron por mí los que me ayudaron.
¿Qué relación tiene con ellos?
Toda la gente que participó en el rescate vino a despedirse el día antes de dejar Italia. Fue una visita sorpresa bastante emotiva. El primero que llegó al punto en el que caí estaba muy emocionado, le salían las lágrimas: «Me resulta increíble hablar contigo cuando hace dos semanas te encontré como te encontré». Tenemos el contacto y en este viaje a Bérgamo le quiero visitar. Con el médico que me socorrió en el helicóptero tengo un contacto regular por email y sabe que iré. Hicimos una apuesta. Me decía que iba a ser capaz de andar en bici, yo que no, y me dijo que si era capaz iba a andar en bici conmigo. Me ha recordado esa promesa y este viaje cogeré una bici y andaré con él. Con las enfermeras del hospital tengo contacto a través de un enfermero argentino y están informadas. Les hablaba de mis hijos y les prometí que iría con ellos para presentárselos.
Se jugó la vida por su líder, cayó cuando intentaba enlazar con el grupo para ayudar a Menchov...
No sé muy bien lo que pasó. Era un puerto duro que se subió rápido al inicio de la etapa, el pelotón se rompió y todo el mundo apretó para reintegrarse. Denis no era líder, pero había ganado una etapa de montaña y mi labor era ayudarle. Supongo que trataba de volver al pelotón bajando lo más rápido posible y el accidente no sé si vino por un error mío, por el mal estado de la carretera o porque, según me han dicho, un corredor que iba delante hizo un extraño y no pude esquivarlo. Quizás hablando con otros corredores lo sepa, pero lo más importante es que, a pesar de la gravedad de la caída, estoy contento y relativamente bien.
¿Qué significó el primer maillot rosa que le regaló Menchov?
Cuando me desperté estaba colgado encima mío. Recuerdo el momento exacto, me dijeron que Denis era el líder y el primer maillot tras la crono se lo dio al masajista Joseba Núñez para que me lo diera y lo colgaron encima de mi cama. Todos los días preguntaba a un enfermero muy aficionado al ciclismo, me decía que faltaba mucho y seguía de líder con Di Luca cerca. Con las enfermeras había cachondeo. Querían que ganara un italiano, Di Luca, y en el móvil tengo una foto que me mandaron en la que me pusieron sin darme cuenta un papel en el que escribieron «Forza Di Luca» y me decían que yo también era su tifosi. Al final Denis ganó y al día siguiente de ganar los dos vinimos a Iruñea y esa misma noche fueron a visitarme. Tenía el maillot e hicimos bromas con la falta de ortografía. Estaba escrito: «Te hechamos de menos». Ardila dijo que él lo escribió sin «h», pero que alguien la puso porque pensaba que estaba mal. Con ese maillot hubo cachondeo y las enfermeras se sacaban fotos con él... Estaba en la UVI en mal estado y en los momentos de lucidez tratas de pasarlo bien y olvidar el sufrimiento. No sé si estaba tan sedado que de lo malo no me acuerdo. Recuerdo más las cosas simpáticas.
¿Qué le decían los médicos?
Me costó tiempo saber el alcance de las lesiones. No querían decírmelo para no impresionarme, pero desde el inicio fueron muy optimistas: «Será difícil, pero si trabajas harás vida normal». Ninguna lesión tenía un pronóstico delicado. Era cuestión de tiempo. Nunca me he obsesionado con tener secuelas, he pensado que debía ser paciente, trabajar y los resultados llegarán. El proceso de rehabilitación va bien y las pocas limitaciones son temporales, no definitivas. Las secuelas para una vida normal serán mínimas. Para la deportiva profesional es otra historia, pero no me obsesiona.
¿En qué proceso está ahora?
El jueves me han quitado las grapas de la última operación de hace dos semanas para retirarme el hierro que sujetaba la rótula. Había cumplido su función de que se soldara y me molestaba porque al ganar musculatura, al forzar con mayor intensidad, en la bici me clavaba los hierros. Era lo que más me molestaba, porque el golpe principal lo recibí en la rodilla y toda la articulación se rompió en mil pedazos. Pero la lesión más grave era la del fémur y el hueso ha consolidado. Ahora debo recuperar musculatura en el cuádriceps, glúteo e isquiotibiales, que es donde más déficit tengo. El fémur no va a dar ningún problema y la rótula es un hueso menor, aunque la recuperación es más trabajosa.
¿Para lo que pasó tuvo suerte?
Muchísima suerte en varios sentidos. Con las lesiones en la columna, de que ninguna tocó la médula. Con una sola fractura mucha gente ha acabado en silla de ruedas o tetraplégico. El golpe en la cabeza no fue grave, un simple traumatismo, que teniendo en cuenta la caída... Me dicen que tuve la suerte de que el impacto fuerte lo recibí en el fémur, que es el hueso más grande y está rodeado de un músculo fuerte que hace que todo el golpe se absorba. Se rompió en muchos pedazos, pero lo puedo contar.
En el hospital me felicitaron por tener un corazón de deportista profesional. Si no, no habría aguantado el problema que tuve en los pulmones, que ventilaban muy poco oxígeno. Nuestro corazón es más grande, entrenado a latir en bajas pulsaciones, y eso ayuda a no tener ningún paro cardíaco y a que se mantuviera activo pese a la falta de oxígeno.
Desde que me caigo hasta que una persona llega hacia mí pasan 50 minutos y hasta el ingreso en el hospital dos horas y media. El peligro estuvo en el tiempo que tardan en encontrarme porque tenía una hemorragia muy grande en el fémur, perdí el 50% de la sangre, y el riesgo de paro cardíaco al bajar la presión por la hemorragia aumenta y pude morir desangrado. Los que me buscaban estaban casi desesperados. Con lesiones graves cada minuto es vital. Por suerte me encontraron relativamente pronto gracias a que la bici se quedó en la carretera y esa pista les llevó hacia mí. Si la bici hubiera desaparecido... Si un corredor ve la caída sigue e informa, no dice el punto exacto.
¿También en su asombrosa recuperación influye su cabeza?
No me veo como un héroe. Soy una persona que ha tenido un accidente, lo he aceptado y he tratado de recuperarme. Me he saltado los plazos de recuperación y los médicos dicen que es por mi cabeza, pero creo que me ayuda más lo físico. Ser deportista de élite te da una base que ayuda a que todo vaya mucho más rápido. El cuerpo está acostumbrado a ciclos de trabajo y descanso. Sobre la base mental cualquier persona que tenga un accidente está preparada para animarse aunque los médicos dicen que hay casos en los que se lamentan, se resignan y se cruzan de brazos. Eso no pasa en todos los casos. He conocido gente que ha superado situaciones parecidas y me han mandado mensajes de ánimos con su experiencia. Como mi caso hay muchos, pero el mío ha tenido más repercusión por tener cierta fama y ser público.
En los centros de rehabilitación he conocido gente que se recupera de accidentes graves y ha sido un referente para mí ver cómo contaban sus problemas y el espíritu con el que los afrontaban. Me sorprende que cuanto más grave es la lesión más animados se les ve y luego hay gente con lesiones pequeñas, aunque molestas, y están muy agobiados. Cuando has estado tan mal sólo ser capaz de volver a hacer vida un poco normal es un triunfo aunque haya ligeras molestias. Pero el que tiene una vida normal y unas pequeñas molestias sólo piensa en lo que le duele.
Esta experiencia me ha marcado. No se la deseo a nadie, de 100 cosas que te pasan hay 96 negativas y 4 positivas. Olvido las negativas y recuerdo las positivas. Es una experiencia vital intensísima y debes quedarte con lo que puedes aprender para la vida. Estoy sorprendido de mi espíritu de superación, de cómo he afrontado las cosas y los pequeños problemas. Cuando tengo el momento de bajón, que me llega como a todos, recurro al pasado y pienso que si he podido superar esto no me puedo hundir ahora. Y veo que mi escala de valores ha cambiado para bien. Soy mucho menos materialista, doy más importancia a las relaciones personales y a la familia... De todo trato de sacar lo positivo y en el fondo esta experiencia me ha enriquecido. Nunca te alegras de que te haya pasado, pero ya que ha pasado, voy a aprovecharlo.
Se toma unas semanas para decidir si acepta la oferta de Rabobank de renovar para dejar el ciclismo de otra forma, pero no quiere seguir si ve que no tiene un nivel mínimo digno.
¿En el próximo mes tiene pensado decidir si va a seguir como ciclista profesional?
Ahora ando y disfruto como cicloturista y eso ya era un objetivo en sí mismo porque es mi trabajo y mi hobby. Acabo contrato y el equipo me ofrece la opción de renovar. Quiero seguir para ser el que decida dónde y cuando lo deja, no por las circunstancias. Debo valorar qué problemas tengo. Estoy preparado mentalmente para seguir y veo físicamente que la evolución no para. Falta saber el límite y ver si el nivel que puedo alcanzar es suficiente para ser profesional. No quiero correr sin un nivel digno. Ahora como cicloturista puedo salir en bici, pero no tengo ese nivel. Estoy evolucionando y confío en que pueda tenerlo. Si puedo, encantado. Si no, sería duro, pero...
Quiero seguir por mí y por el equipo. Hace unas semanas nos juntamos en un acto, anduvimos en bici 80 kilómetros y estábamos todos emocionados por verme vestido de ciclista pedaleando como uno más sin aparentes secuelas. Para el equipo es emotivo, pero aún no sé si seré capaz. No quiero obsesionarme. Prefiero ir paso a paso, de aquí a final de año debo tomar una decisión y, si decido no seguir, será porque no puedo y no será traumático. Y si continúo asumiré que tendré dificultades en los primeros entrenamientos intensos y carreras. No será fácil, pero siempre tendré la puerta abierta a dejarlo si sufro mucho. Lo hablaré con el equipo, quiero ser claro.
¿Es otra motivación acompañar a Óscar Freire en su última temporada?
Comentó en una entrevista que veía que su ciclo se cerraba con un año más, pero no sé si lo tiene tan claro. Hemos estado juntos desde aficionados y seguir un año más con él y dejarlo los dos a la vez sería bonito, un aliciente más, pero igual le van las cosas sensacional y decide seguir. Pero no quiero correr sin el nivel suficiente, ir a una carrera y retirarme por no poder seguir al pelotón. Prefiero quedarme en casa y aceptar que no puedo ser profesional.
Dice mucho de usted que con lo que le ha pasado y 35 años quiera seguir en lugar de buscar la invalidez y cobrar un seguro...
Llevo once años de profesional porque es mi trabajo y me gusta y porque disfruto en cada entreno. Si no, me habría dedicado a otra cosa. Cuando te pasa algo así que te aparta por completo de tu ritmo de vida, no piensas en una invalidez y en dedicarte a otra cosa sino en volver a la competición porque tengo la obsesión de ser el que era, un ciclista capaz de correr en profesionales a un nivel determinado. Me faltaban uno o dos años, estaba en mi recta final, pero no pensaré que me ha pasado con 35 años y me dejo cruzado de brazos. Es una posición muy cómoda. Lucharé hasta el final y cuando vea que más no avanzo hay que ser fuerte y aceptar la realidad. J. I.