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Solidaridad y compromiso

El compromiso de todos ha de ser el instrumento que ponga fin a la arbitraria política carcelaria que los estados español y francés aplican a los presos políticos vascos. Así lo manifiestan los numerosos agentes políticos, sindicales y sociales y personas referenciales que han mostrado su apoyo al documento elaborado conjuntamente con Etxerat, en el que denuncian tanto la política penitenciaria a la que son sometidos los presos vascos como el acoso a la asociación de familiares de los mismos. Un apoyo más necesario y oportuno que nunca a la vista del empeoramiento paulatino, últimamente acelerado, de la situación de los presos y de la amenaza de ilegalización de Etxerat hecha pública recientemente por el consejero de Interior de Lakua, Rodolfo Ares.

La cadena perpetua de facto, el mantenimiento en prisión de presos con enfermedades graves, el aislamiento sistemático, las dificultades o imposibilidad de cursar estudios, los maltratos, amenazas... todos los abusos que conlleva la política de dispersión son claras vulneraciones de derechos a menudo denunciadas, pero a diario padecidas por más de 700 presos vascos. Unas vulneraciones hechas extensivas a sus familiares y amigos, sometidos constantemente al peligro de la carretera y al acoso policial en forma de controles, amenazas e insultos. Hoy es noticia el encierro de los presos de la cárcel de Aranjuez para denunciar los impedimentos para comunicar en varias prisiones, que se han repetido este fin de semana. Si se pretendiera buscar una explicación a tanta arbitrariedad, sólo el afán de venganza podría explicar el mantenimiento de una política penitenciaria que hace mucho fracasó en sus objetivos confesados.

El documento de Etxerat y los agentes políticos, sociales y sindicales vascos hecho público ayer es una llamada a crear una verdadera avalancha de solidaridad pero, además de masiva, no limitada a una mera firma, sino que conlleva hacer propia la lucha de Etxerat, el compromiso de lograr algo tan elemental y exigible como el respeto de los derechos de los presos; es decir, el fin de una política penitenciaria sustentada en la venganza.

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