A lo largo de las próximas cuatro semanas, la estación bilbaina de Ametzola va a ser, además de la conexión ferroviaria del barrio de Rekalde, un nexo con su pasado reciente. Una exposición de alrededor de doscientas fotografías ocupa desde ayer el hall de la terminal, recogiendo la historia del barrio y de sus gentes desde el año 1900 hasta finales de siglo. «Rekalde: un espacio, unas gentes» incluye imágenes recopiladas en estudios profesionales y álbumes familiares. Esta muestra resulta singular por el espacio expositivo, un nudo de transporte público que constituye uno de los emblemas arquitectónicos de una zona regenerada tras el cubrimiento de las vías. Estará abierta al público hasta el 17 de diciembre, en esta ubicación junto al puente de Gordoniz.