Uno, dos, tres, cuatro... hasta doce triples encestaba ayer el Gran Canaria. Y con semejante chaparrón desde la larga distancia lograba mantenerse virgen de las acometidas de Bilbao Basket, un cuadro visitante que no pudo iniciar una racha de victorias y se queda con dos en la parte baja de la tabla.

Una vez más, el partido se escapó para los hombres de negro en los diez primeros minutos. El conjunto canario salió a su cancha a morder y el 30-17 del final del primer período indica que no se privaron de pegar dentelladas a diestro y siniestro. Bocados en ataque a base de tiros lejanos, y mordiscos en defensa para que la anotación de los de Vidorreta no fuera tan fluida.

Con Mumbrú y un sorprendente Salva Guardia las heridas se hicieron algo más pequeñas en el segundo período, aunque Savané seguía acuchillando el aro rival a la que podía. La victoria en el Centro Insular de Deportes estaba a un precio desorbitado, pero accesible en tiempo de descanso: 49-38.

Sin defensa no hay paraíso

Heridos los canarios por las derrotas sufridas en diez días ante Caja Laboral Baskonia y Lagun Aro GBC, al tercer duelo frente a un equipo vasco no se iban a dejar ganar. La defensa vizcaina no fue lo dura que necesitaba ser, y Carroll y Norris aprovecharon cada resquicio para seguir machacando a un Bilbao Basket que lo intentaba todo, pero sin éxito, sobre todo a la hora de defender su canasta.

El último cuarto, con el duelo casi decidido, no pasó de mero intercambio de canastas, donde Marko Banic tiró de profesionalidad para que la ventaja de los amarillos no fuera escandalosa. Will McDonald y Fisher se unieron a la fiesta en una Roca que aumenta su leyenda maldita.