La Real arrebató el liderato al Cartagena y aventaja en cuatro puntos al cuarto clasificado cuando se acerca el primer tercio de la competición gracias a que Agirretxe y Nsue sacaron el máximo rendimiento a los escasos diecisiete minutos de los que dispusieron por el empeño de Lasarte de intentar meter a Bueno con calzador en el once.

Pocas veces se ha celebrado tanto un gol como el de ayer, pero el análisis de un partido no puede depender de una jugada. La Real ganó el encuentro como pudo perderlo un minuto antes en una opción clara de Tato. Algunos jugadores del Cartagena pensaron que el árbitro había señalado córner y Bravo, casi el cerebro organizador del equipo, montó una contra que culminaron los dos mejores delanteros realistas, con mucha diferencia.

La Real se juega su futuro en cada partido y es inadmisible que un entrenador se empeñe un domingo sí y otro también en dar prioridad a unos fichajes en detrimento de otros jugadores. Y encima el único buen fichaje es minusvalorado y debió esperar hasta ayer para poder demostrar que como delantero, su mejor posición, puede dar un gran rendimiento al equipo.

Cuando ayer le resultó tan imposible defender la titularidad de Johnatan como la continuidad de De la Bella -a pesar de su nivel, entra en todas las convocatoria en lugar de jugadores que tienen más calidad y futuro en este club-, Lasarte buscó una teoría para defender la cuadratura del círculo y justificar la entrada de Bueno. La encontró en una estrategia diseñada para presionar la salida del balón del Cartagena. Dio una explicación similar a la de Alicante y pudo salir igual de mal. Un equipo como la Real, que tiene los jugadores de más calidad de la categoría, no puede plantear los encuentros en función de su rival. ¿Alguien se imagina a Guardiola prescindir de sus dos mejores delanteros y jugar con el que más corre, aunque con menos sentido, para presionar la salida de un rival? Es una barbaridad, como no parece muy acertado volver a probar la pareja de pivotes Rivas-Elustondo cuando el equipo no funciona así en un campo como Anoeta.

El liderato y los puntos que lleva la Real no se corresponden con el juego del equipo, que vive de la calidad de sus jugadores en chispazos puntuales y de la seguridad adquirida en Anoeta, donde lleva cinco triunfos seguidos sin encajar un gol. Porque, como ante el Recreativo o el Córdoba, la Real ayer jugó mal y no fue superior a su rival, ni tan siquiera contra diez.

 Primeros tiempos desperdiciados

Lasarte decía que cuando algo se repite es por algo y tiene su razón. Hay una calidad de los futbolistas y una fortaleza en el aspecto físico y mental que motiva que haya marcado el triple de goles -doce- en las segundas partes que en las primeras -cuatro-. Pero lo cierto es que haciendo lo mismo ha podido perder los partidos en jugadas en las que los rivales no han acertado en situaciones claras.

La Real volvió ser fiel a su mala costumbre de desperdiciar los primeros tiempos. En el de ayer sólo se pudieron contabilizar tres saques de esquina y otras tres faltas lanzadas desde posiciones lejanas que en ningún caso llegaron a ser rematadas. No se fabricó la más mínima oportunidad de gol y tampoco acertó Lasarte en su enésimo intento de sustituir a Zurutuza. Se puede entender que adelantara la posición de Aranburu porque es el jugador que defensiva y ofensivamente más se puede acercar a lo que hace el de Rochefort, pero no se puede jugar con él de media punta y un doble pivote formado por Rivas y Elustondo.

Si encima se juega con Bueno como delantero, que además de no tener talento ni buenos movimientos para ofrecer salidas a sus compañeros, no domina el juego aéreo para intentar buscarlo de forma directa y vive en fuera de juego, se entiende por qué volvieron a tirarse otros 45 minutos a la basura.

El Cartagena tampoco creó en el primer tiempo más ocasión que la falta lanzada por Unai Expósito al larguero en el minuto 45, pero estuvo mejor. Demostró una confianza exagerada a la hora de jugar el balón siempre desde la defensa a pesar del intento infructuoso de Lasarte de impedirlo y los tres jugadores de la línea de tres -porque Víctor jugó más de media punta que de delantero- daban sensación de peligro, aunque Bravo sólo tuvo problemas cuando se los buscó.

Lo mismo cabe decir de Rubén. Fue un primer tiempo en el que no pasó nada más que la falta de Expósito y una jugada clave. El árbitro pudo dejar en el minuto 42 a la Real con diez y su decisión motivó que se quedara el Cartagena en el 54 sin Cygan.

Hasta esa expulsión había mejorado la Real en los primeros minutos del segundo tiempo gracias a una mayor aportación de Elustondo, pero pareció que quedarse con uno más tuvo unos efectos contraproducentes. El Cartagena empezó a perder el tiempo y a matar el partido sin darle el ritmo valiente del primer tiempo que podía favorecer a la Real. Sacrificó a uno de sus cuatro jugadores atacantes y en defensa no notó la baja de Cygan porque Lasarte no hizo ningún cambio para evitar que se quedaran cinco jugadores defensivos para sólo tres atacantes.

Pese a esa superioridad numérica, el Cartagena lanzó cinco saques de esquina en los últimos 25 minutos de partido y tuvo la clara opción de Tato antes del gol de Agirretxe. A pesar de que desde la expulsión de Cygan la Real sólo dispuso de un tiro de Bueno sin peligro y no sacaba provecho de la superioridad numérica, Lasarte tardó veinte minutos en introducir un cambio y no prescindió de Rivas a la hora de sacar a Nsue y Agirretxe. Pese a ello, a que sólo cinco realistas atacaban con los apoyos desesperados de Labaka y Mikel González, que subían al ataque sin más sentido que el ver que no tenían trabajo detrás y entender que el equipo necesitaba atacar con más hombres, entre Nsue y Agirretxe se bastaron para ganar y demostrar que Bueno no puede jugar nunca en este equipo por delante de ellos.

Nada más salir, el de Usurbil cedió al balear un balón con el pecho para que rematara alto. Luego Nsue demostró su potencia e hizo una gran jugada que Elustondo remató al larguero y casi provocó un penalti en una acción de Xabi Prieto cabeceada por Griezmann. Pero fueron tres lances aislados dentro de un guión que parecía llevar a la Real al empate e incluso a la derrota cuando Tato se quedaba solo delante de Bravo.

 De la derrota a la victoria

En un minuto se pasó de la derrota a la victoria, de verse a cuatro puntos del líder a quedar líder con cuatro puntos sobre el tercero. Y todo gracias a una gran jugada de potencia y calidad de Nsue que permitió a Agirretxe romper con ocho jornadas de sequía y dar a los 20.000 aficionados que se acercaron a Anoeta un motivo para tomarse el vermouth con una sonrisa.

Era una maravilla ver a todo Anoeta feliz y Lasarte no parecía estarlo. La llegada del uruguayo ha traído muchas cosas buenas a este club y hay que agradecérselo, pero también hay que recordarle que el futuro de la entidad depende de sus decisiones y que si sube a Primera a nadie le debe importar quién ha traído a Bueno, Johnatan o De la Bella.

Si aguantó al colombiano hasta que le fue imposible en el inicio, en los últimos seis partidos se ha empeñado en hacer lo mismo con Bueno y De la Bella y ha tenido la suerte de que a pesar del mal juego del equipo y de las pocas ocasiones creadas, con sólo tres goles se han sumado diez puntos. La diferencia entre un equipo grande de los demás no es sólo que gana partidos como los últimos de casa, jugando mal, sino que no necesita perder para aprender. Cabe esperar que Lasarte aprenda la lección que le dieron ayer Nsue y Agirretxe, porque no siempre van a acompañar la suerte y los arbitrajes ni los rivales van a fallar sus ocasiones.