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Relaciones Madrid-Lakua

Un gobierno que no consiguió ni empezar la vacunación de la gripe A cuando quiso

Desde que fue investido lehendakari, Patxi López repite que su relación con el Gobierno español será de «colaboración» y no de búsqueda de conflictos,  como achaca a Ibarretxe. Pero, en realidad, es una relación de sumisión.

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Iñaki IRIONDO 

El pasado jueves, un periódico muy cercano al PNV llevaba un titular a cinco columnas en su primera página asegurando que «el PSE incumple su palabra y no materializará el traspaso de las políticas activas de empleo» y añadía en el interior que «el Gobierno Vasco no es capaz de cerrar» dicha transferencia. El diario contaba con un escrito del INEM que mostraba las dificultades de que los acuerdos de transferencia pudieran materializase con «eficacia operativa» para el 1 de enero de 2010. El golpe era importante, pero Lakua no respondía como cabía esperar. Y es que la maquinaria jeltzale jugaba con cartas marcadas. Estaba segura de que no habría transferencia en la fecha prometida por Patxi López no por el escrito del INEM –o no sólo–, sino porque en la negociación presupuestaria con el PSOE el PNV había introducido una cláusula no desvelada que retrasaba toda la operación.

El PNV había jugado sus bazas con habilidad, aunque la estrategia de culpar públicamente a Lakua de incumplir su palabra resultaba marrullera. Pero, a la postre, la operación venía a demostrar que el Gobierno español no tiene ningún empacho en sacrificar la credibilidad de Patxi López para mantener su propia estabilidad. El «ataque de dignidad» que el martes escenificó el lehendakari ante los medios de comunicación no hace sino empeorar su papel en este sainete. El acuerdo entre el PSOE y el PNV está cerrado desde el 16 de octubre. Si no estuvo informado de las negociaciones y no le pidieron su visto bueno antes de aceptar las condiciones de los jeltzales es que no pinta nada para Zapatero. Si le informaron y aceptó, la rabieta del martes resulta aún más ridícula.

Desde que Patxi López fue investido lehendakari viene repitiendo que su relación con el Gobierno español será de «colaboración» y no de la búsqueda del conflicto para marcar diferencias, en una nada velada acusación a su antecesor, Juan José Ibarretxe. Pero la cuestión es que la relación de Lakua con Madrid no es de colaboración, sino de sumisión.

Cuando en setiembre López y Chaves anunciaron que intercambiarían información sobre los proyectos de ley para evitar conflictos, ya advertimos desde esta páginas que esa consulta sería unidireccional y se traduciría, en definitiva, en un trámite más a superar por las leyes autonómicas, sin efecto para las españolas. La previsión va cumpliéndose. Madrid sigue redactando sus proyectos de ley sin importarle invadir competencias. No se sabe lo que hará Lakua porque todavía no ha presentado ninguno.

Desde la llegada del PSE el Ejecutivo autonómico se comporta como una delegación de Madrid. Un detalle. Había previsto iniciar la vacunación contra la gripe A el 9 de noviembre -para lo que era plenamente competente- y tuvo que retrasarla al 16 para «armonizarse» con el Estado.

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