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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Loa de la milicia española

Uno de los arrantzales secuestrados en el 'Alakrana' habló de su liberación y del trato recibido por parte de los marineros españoles. Dicen que dijo: «A pesar de ser militares españoles tienen un corazón de oro. Se han volcado totalmente con nosotros». Se pueden imaginar cómo se han puesto algunas.

Isabel San Sebastián, en «El Mundo», hurgaba en la frase: «Hay todo un tratado político contenido en esta frase del marinero Gaizka Iturbe. Una lección magistral sobre el auténtico problema vasco, que es la siembra de odio y mentiras históricas llevada a cabo desde hace décadas por el nacionalismo en todo lo concerniente a España». Mucho me parece, pero si lo dice Isabel... Sumaba a ello que en el Ayuntamiento de Bermeo «por supuesto, no ondea la bandera española, y donde la pancarta desplegada para pedir el regreso a casa de los secuestrados ocultó durante unos días el trapo con el que se reivindica la causa de los etarras presos». Le falta explicitar: la causa justa de los presos.

Según San Sebastián, «ese `a pesar de' lo dice todo sobre la implacable labor de envenenamiento de las conciencias practicada por los apóstoles de la independencia de esa ficción a la que llaman Euskal Herria, en los feudos que controlan con mano férrea y, hasta la ilegalización de Batasuna/ETA, con mano armada». Lo de Euskal Herria como ficción se lo van a terminar creyendo... ellos.

Isabel aspira a desfilar el año que viene con la cabra de la Legión y hace méritos: «No hay argumentación más elocuente para denunciar la repugnante tergiversación de la verdad a la que esos fanáticos han sometido a sus conciudadanos que la conjunción escogida espontáneamente por el arrantzale bermeano para expresar su gratitud a la tripulación de la fragata que le auxilió: `A pesar de' ser militares españoles» Pues Isabel, porque como dice el refrán -español, por cierto-, «lo cortés no quita lo valiente».

Dice Isabel que nos han comido el coco para odiar a los militares españoles y que, de repente «en medio del Índico, se encuentra con hombres de una pieza que arriesgan el pellejo por ayudarle, que aseguran su liberación y, en la medida en que se lo permite este Gobierno de ineptos, cumplen con su deber en silencio». Se olvida que son profesionales y que pagamos todas y todos. Aunque sea a la fuerza.

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