Por primera vez en casi cuatro años, el llamado Grupo 5+1, integrado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (EEUU, Rusia, China, Estado francés y Gran Bretaña) más Alemania, han elaborado un proyecto de resolución de condena a Irán que está previsto que sea sometido hoy a votación de los 35 gobernadores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), que durante dos días ha vuelto a sentar a la República Islámica en el banquillo de los acusados por su programa nuclear.

En la resolución, que según fuentes diplomáticas será aprobada por mayoría, se va a solicitar a Teherán que suspenda la actividad de la central de enriquecimiento de uranio situada en la ciudad de Qom (norte), cuya construcción se mantuvo en secreto durante dos años.

El texto, que circulaba desde el miércoles entre los países miembros de la Junta de Gobernadores de la AIEA y que fue presentado ayer tarde por Alemania, expresa una «seria preocupación» por que Irán siga «desafiando las exigencias» del Consejo de Seguridad de la ONU, principalmente la referida a la suspensión de su programa de enriquecimiento de uranio, un material de posible uso civil y militar.

Las grandes potencias y la propia AIEA exigen a Irán garantías sobre el carácter pacífico de su programa nuclear, ya que a pesar de las reiteradas manifestaciones de Teherán en ese sentido, las grandes potencias sospechan de su fin militar.

La República Islámica respondió ayer de inmediato a través de su representante en esta agencia de Naciones Unidas, Ali Asghar Soltanieh, con la advertencia de que «limitará» la cooperación con la AIEA a un «mínimo absoluto» en caso de que se apruebe esa resolución.

El respaldo de China y Rusia a esta iniciativa ha sido interpretado por algunos como un signo evidente de la creciente frustración de la comunidad internacional ante la negativa de Irán a cooperar. Ayer, tras una reunión entre el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Riabkov, y el embajador iraní, Mahmud Reza Sajjadi, Moscú instó a Teherán a respetar sus compromisos.

El-Baradei, «decepcionado»

Incluso el todavía director general de la AIEA, el egipcio Mohamed el-Baradei, acusado a menudo de ser muy moderado respecto a Irán, se mostró ayer «decepcionado» por las evasivas de Teherán.

Durante la apertura de la reunión de invierno de la Junta de Gobernadores de la AIEA en Viena, El-Baradei, que dejará el lunes el cargo, advirtió de que la investigación del programa nuclear iraní «ha llegado a un callejón sin salida, a menos que Irán coopere plenamente».

Ante los 35 miembros de la Junta, expresó su «decepción» porque la República Islámica no haya dado su visto bueno a la propuesta «equilibrada y justa» de enviar su uranio poco enriquecido al exterior para su posterior conversión en combustible nuclear que alimente un reactor científico en Teherán.

Incluso llegó a calificar como «única» la oferta realizada a Irán e insistió en que esa oportunidad «debería ser aprovechada y sería muy lamentable si se perdiera».

Por otra parte, criticó que desde hace un año no haya habido «prácticamente ningún movimiento en los asuntos de preocupación» que los inspectores necesitan esclarecer para verificar la naturaleza pacífica del programa nuclear iraní.

En la sesión de apertura de ayer, la Junta se centró en la propuesta de Rusia de establecer en su territorio un depósito de uranio poco enriquecido que garantice el abastecimiento con combustible nuclear para todos los países que así lo deseen.

El órgano ejecutivo de la AIEA no ha adoptado una resolución contra Irán desde febrero de 2006, cuando el caso fue enviado por la Junta al Consejo de Seguridad de la ONU. Desde entonces, el Consejo de Seguridad ha adoptado varias resoluciones contra la República Islámica, incluidas tres rondas de sanciones diplomáticas y comerciales.