Los trabajadores sueñan con estrellas del fútbol
«Buscando a Eric»
Ken Loach se pasa del drama a la comedia social para representar los sueños colectivos de la clase obrera, que encuentra en el fútbol un deporte de equipo plagado de ejemplos de superación. Eric Cantona es el ídolo que se aparece a un seguidor del Manchester United para ayudarle con sus problemas emocionales y familiares, y así se convierte en su entrenador personal. «Buscando a Eric» ganó en el Festival de Cannes el Premio del Jurado Ecuménico.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Ken Loach no ha querido hacer una película sobre fútbol, sino un reflejo de lo que ese deporte-espectáculo significa para la gente corriente. Por eso no cabe incluir «Buscando a Eric» en la lista de mejores películas de temática futbolística, donde en el número uno aparece muy destacada con respecto al resto la obra maestra «Damned United». Cito esta realización del prometedor Tom Hooper, recientemente estrenada, para remarcar la indiscutible supremacía del cine británico dentro del género, pues para algo ellos fueron los inventores del «foot-ball».
Ésa es la razón por la que Loach ha acabado dirigiendo al exfutbolista Eric Cantona, quien a su vez se consagró como jugador en las filas del Manchester United. Era Cantona quien buscaba a un director inglés para llevar a la gran pantalla una idea argumental que tenía en mente, acerca de su relación con un hincha. Desde el primer momento pensó en Loach como el director ideal, pero tenía miedo de que a éste le pareciera que el proyecto no encajaba dentro de su cine de denuncia marcadamente social.
No fue así, porque desde la primera reunión tanto él como su fiel guionista Paul Laverty se mostraron entusiasmados con la idea. De hecho, los dos querían acercarse a la comedia para desahogarse después de realizar «El viento que agita la cebada» y «En un mundo libre», dos duros dramas que les habían dejado bastante tocados.
A nivel puramente anecdótico es posible que el cineasta británico estuviera predestinado para el melodrama deportivo, dado que su apellido se escribe y suena fonéticamente parecido al término «coach», que es como se designa internacionalmente al entrenador. Los juegos de palabras los ha hecho extensibles Loach a Cantona, ya que en los carteles originales el título de la película está escrito así: «looKING for Eric». La afición de Manchester coronó al jugador de origen gitano como el Rey, ya que además de por su brillante juego sobresalía por su particular arrogancia, luciendo siempre los cuellos de la camisa levantados. Una idea tan arraigada en el imaginario popular de los ingleses como para que el futbolista actuara en la oscarizada película histórica de Shekhar Kapur «Elizabeth».
Por una vez, y sin que sirva de precedente, el cine de Loach incluye a un inmigrante de lujo, admitido dentro de la realeza británica de una manera simbólica como agradecimiento a todo lo que hizo disfrutar al público de Old Trafford y del resto de estadios de las islas por los que paseó su impecable estilo.
Paul Laverty es más futbolero que Ken Loach, por lo que en el trabajo previo de preparación del guión fue el que más habló con Eric Cantona. De esas conversaciones iniciales no tardó en extraer la conexión entre los valores futbolísticos representados por el jugador del Manchester United y el entramado social.
Le preguntó por la jugada de la que se sentía más orgulloso, convencido de que iba a referirse a uno de sus mejores goles, pero The King recordó un pase que le hizo a Ryan Giggs, para que éste rematara finalmente. Laverty le mostró su sorpresa, indicándole que si Giggs no hubiera marcado de poco o nada habría servido su asistencia. A lo que Cantona le respondió que siempre hay que confiar en el compañero, porque el fútbol es un juego de equipo donde nadie es más que nadie. Ese es el espíritu colectivo que transmite «Buscando a Eric», junto con una reflexión muy oportuna sobre la relación entre las celebridades y sus seguidores.
Gran parte de la crítica ha comparado a «Buscando a Eric» con «Sueños de seductor», donde a Woody Allen se le aparecía Humphrie Bogart para darle consejos sobre cómo seducir a las mujeres. Pero, aunque el efecto del ídolo que se aparece como un fantasma al sufrido protagonista para ayudarle a superar sus limitaciones sea el mismo, el modo en que el famoso hace acto de presencia en la vida del don nadie es absolutamente original. Viene de las confesiones de Cantona sobre su peor etapa como futbolista, cuando, tras enfrentarse violentamente a un espectador que lo había insultado, fue condenado a trabajos sociales y apartado durante una temporada de los terrenos de juego. El segundo de los dos castigos es el más duro para un futbolista, habida cuenta de que su vida deportiva es corta. Se sintió tan solo durante esos nueve embarazosos meses de ostracismo que decidió aprender a tocar la trompeta, para ponerse un nuevo reto en solitario. En la película toca el instrumento a duras penas y se pueden comprobar los resultados de su infructuoso esfuerzo.
El protagonista de este cuento de superación también se llama Eric, y, para distinguirlo del otro, en el guión Laverty lo bautizó como Little Eric. Este humilde cartero, al que ya ni los partidos de su querido Manchester United le sacan de la crisis personal por la que atraviesa, acude a una terapia de grupo para encontrar una cura a su depresión. El método consiste en que cada paciente se identifique con su ídolo para encontrar en él la fuerza vital que le falta. Y así es como Little Eric piensa en Big Eric, quien acude al rescate emocional y se convierte en su entrenador personal. Ambos tienen mucho trabajo por delante, ya que el cartero a pesar del buen ambiente con sus colegas de trabajo se siente desbordado por una situación familiar de pronóstico reservado. El hombre ya es abuelo, y aunque quiere cuidar del bebé y colaborar con su hija en todo lo relacionado con la maternidad, no tiene ya relación con su ex mujer, de la cual sigue enamorado. Tampoco tiene la confianza en símismo que le haría falta para recuperar a su primera esposa, una vez que su segundo matrimonio se ha roto igualmente y ha de terciar con dos hijastros que escapan a su control.
Ken Loach no tenía ningún problema en dirigir a Eric Cantona, puesto que éste es ya un consumado actor, con mucha más experiencia en el cine que su compañero de reparto. Claro que para el papel de Little Eric hacía falta un actor poco conocido, de acuerdo con el carácter anónimo del personaje.
Steve Evets lleva diez años trabajando en series de la televisión británica, después de haber comenzado en el teatro de vanguardia. Decidió dedicarse a la interpretación cuando lo perdió todo, viéndose divorciado y en el paro. No le ha costado mucho meterse en la piel del desolado protagonista debido a que ha vivido en propia carne ese tipo de experiencias, derivadas del hecho determinante de haber nacido en el seno de una familia de clase obrera.
Eric Cantona siempre concibió el fútbol como un deporte-espectáculo, en el que destacó por su enorme carisma y una capacidad para empatizar con los miles de aficionados que llenaban las gradas de Old Trafford para verle. Cualquier actor habría soñado con interpretar en un escenario de esas dimensiones ante tantos espectadores. Sus cualidades escénicas no pasaron desapercibidas a Étienne Chatiliez, quien le dio su primera oportunidad en el cine con «La alegría está en el campo». Tres años más tarde, en 1.998 intervenía en «Elizabeth» a las ordenes de Shekhar Kapur, codeándose dentro del reparto con Cate Blanchett, Geoffrey Rush, John Gielgud, Richard Attenborough o Fanny Ardant. La consagración actoral le llegó por su impresionante papel de boxeador en «La fortuna de vivir», dirigida por Jean Becker. Recientemente protagonizó junto a Monica Bellucci el thriller de Alain Corneau «Le deuxième souffle». También ha probado suerte con la realización en el cortometraje del 2002 «Apporte-moi ton amour», basado en un relato de Charles Bukowski.M. I.
La película, que se estrenó en mayo en el Festival de Cine de Cannes, donde Loach ganó la Palma de Oro con «El viento que agita la cebada», vuelve a dar muestras de la salud creativa del tándem que Loach forma con su habitual guionista Paul Laverty.
T.O.: «Looking for Eric».
Dirección: ken Loach.
Guión: Paul Laverty.
Intérpretes: Steve Evets, Éric Cantona, Stephanie Bishop, Gerard Kearns, Stefan Gumbs, Lucy-Jo Hudson
País: Inglaterra, 2009.
Duración: 116 minutos.