Crisis políticas en Honduras
Las elecciones hondureñas provocan un gran debate a nivel internacional
Como era de esperar, la celebración de los comicios en Honduras y el eventual reconocimiento de sus resultados han suscitado un fuerte debate en la comunidad internacional, aunque no ha habido grandes sorpresas en lo concerniente a las posturas de unos y otros.
Ruben PASCUAL | BILBO
La cita con las urnas, impulsada por un gobierno que interrumpió el orden constitucional hondureño hace cinco meses, no ha puesto punto y final a la crisis política en la que está sumido este país centroamericano. En definitiva, no ha sido más que un punto y seguido que ha hecho incrementar la incertidumbre sobre cuál será el futuro del país, y qué postura adoptará la comunidad internacional ante unos comicios llevados a cabo en un clima tan adverso.
Algunos países, como Estados Unidos, ya habían anunciado que reconocerían las elecciones y, en consecuencia, también sus resultados. Washington no tardó en saltar a la palestra para elogiar a los hondureños «por el ejercicio pacífico de su derecho democrático a elegir a sus gobernantes», cita de la que salió victorioso el empresario derechista Porfirio Lobo.
El portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, afirmó que «seguimos dispuestos a cooperar con todos los hondureños y alentamos a otros (gobiernos) de Américas a que sigan el rumbo marcado por el pueblo hondureño en la marcha hacia la reconciliación nacional».
«Aún queda mucho trabajo por hacer para restaurar el orden democrático y constitucional, pero han dado un paso importante y necesario», agregó el representante estadounidense.
Siguiendo la estela de Washington se posicionaron, dentro de la Cumbre Iberoamericana que se celebra en Estoril (Portugal), Panamá, Costa Rica, México y Perú. En la misma línea se manifestó el Gobierno colombiano de Álvaro Uribe, que calificó de «inobjetable» el proceso electoral y confirmó que reconocerá al nuevo Ejecutivo hondureño.
Según afirmó Lobo, también contaría con el respaldo de países como Alemania, Israel, Japón, Suiza, Indonesia, Emiratos Árabes Unidos y «otros que me han dicho `de momento no lo decimos pero tenga la garantía de que vamos a reconocerle'».
El ministro de Exteriores de Portugal -anfitrión de la reunión de Estoril-, Luis Amado, reconoció las «dificultades» para que los países iberoamericanos alcanzaran el consenso sobre la situación en Honduras.
Por su parte, la Comisión Europea se mostró «muy contenta» por el clima «de calma y sin violencia» en que se desarrolló la jornada electoral, pero no precisó si reconocerá el resultado de los comicios.
El portavoz del Ejecutivo comunitario, Lutz Gülner, dijo que «es prematuro decir ahora si sí o si no» reconocerán los resultados, por que «hay algunos factores [en juego] y es lo que vamos a ver en los próximos días». «Hay [en marcha] un proceso de paz y de reconciliación importante», añadió.
La Organización de Estados Americanos (OEA) indicó, por medio de su secretario general, José Miguel Insulza, que por ahora no puede desconocer ni validar las elecciones, pero insistió en que la OEA estará abierta al diálogo con Lobo (Partido Nacional).
«Creo que la posición del presidente Zelaya es muy fundamental, él es un actor clave en este proceso, y creo que naturalmente el restablecimiento y reconocimiento de su legitimidad es un asunto fundamental», consideró.
Contrarios
En el lado opuesto, los gobiernos de Argentina, Brasil, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Uruguay, Venezuela y del Estado español, entre otros, afirmaron que no reconocerán al ganador porque las elecciones no cumplieron con el requisito democrático de restablecer a Zelaya en el poder.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó que «no hay nada que repensar» en relación a Honduras y, por lo tanto, su Gobierno no reconocerá las ilegítimas elecciones como «un intento de blanqueamiento» de un golpe de Estado.
El mandatario venezolano, Hugo Chávez, calificó los comicios de «farsa» y censuró la «doble moral yanqui» y el «doble discurso» de Barack Obama, por defender ahora el reconocimiento de los resultados.
En el caso del Estado español, que en su día condenó el golpe militar y pidió la restitución de Zelaya, reconoció que los comicios «se sucedieron en un marco político de falta de transparencia, sin garantías suficientes», pero apuntó que «hay una nueva realidad expresada por un sector de la opinión pública hondureña» y «tenemos que buscar una solución política».
El PP dio «por cerrada la crisis de Honduras», ya que, a su juicio, los comicios «suponen el triunfo de la democracia». Asimismo, instaron al Gobierno a rectificar su posición.
El presidente legítimo de Honduras, Manuel Zelaya, denunció ayer que el dato de participación en los comicios fue «inflado». El Tribunal Supremo Electoral (TSE) situó la participación provisional en más del 60%, una cifra que el Frente de Resistencia contra el golpe de Estado rebajó hasta el 21,5%.
Zelaya aseguró tener datos que probarían que la abstención alcanzó el 65% en todo el país y el 75% en algunas regiones, por lo que estimó que los comicios no son legítimos y deberían ser anulados para repetirse «cuando en Honduras retorne el Estado de Derecho».
«Aquí la gente no asistió a las urnas como señal de protesta ante esta dictadura, por lo tanto estas elecciones deberían ser anuladas y deberán ser reprogramadas cuando en Honduras haya un Estado de Derecho», reiteró.
«Una elección así no representa el sistema democrático al que nosotros los latinoamericanos y los hondureños aspiramos», afirmó en declaraciones a la cadena de televisión TeleSur.
El Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH) denunció que durante la jornada electoral la Policía y el Ejército detuvieron a 83 personas. Según el presidente del organismo, Andrés Pavón, un manifestante habría muerto por un disparo de los militares. R.P.