El nombre de Jaime Giménez Arbe o, más bien, su seudónimo, El solitario, salió a la luz pública tras varios «atracos» llevados a cabo en bancos y sucursales de diferentes puntos del Estado español. Su imagen quedó en las retinas de miles de personas por los «disfraces» empleados a la hora de afrontar sus actos, y se convirtió en un personaje aún más conocido por su presunta implicación en la muerte de dos guardias civiles en Castejón, hechos a los que él hace especial referencia, defendiendo su inocencia, en su autobiografía recientemente publicada por la editorial Txalaparta.

Giménez Arbe fue detenido en julio de 2007 en Portugal, y un año después, asistió al juicio por la muerte de los dos guardias civiles, donde fue condenado a una pena de 47 años de prisión. «Cuando leí una carta suya en internet, en la que se declaraba anarquista y expropiador de bancos, me impresionó lo bien redactada que estaba, y le envié una carta a la cárcel para saber si sería capaz de escribir su experiencia vital en un libro», dijo José Mari Esparza, director de la editorial.

En ese sentido, invitó a «cualquiera que esté interesado en saber más de su historia» a leer la autobiografía y las declaraciones de los testigos principales que participaron en el juicio, para saber que «fue todo un despropósito que no tiene ni pies ni cabeza».

«Expropiaciones»

Por su parte, el conocido anarquista navarro Lucio Urtubia, quien se ha encargado de escribir el prólogo, hizo hincapié en el «error» de la existencia de las cárceles, un castigo que «no se lo deseo ni a todos los chorizos que están en las instituciones, que son más ladrones que cualquiera».

A su juicio, «la cárcel no soluciona nada», y es necesario «expropiar a todos esos que están en los ayuntamientos y cargos públicos, para que no nos expropien más bienes a nosotros».