El consejero de Interior del Gobierno de Lakua, Rodolfo Ares, decidió aprovechar su declaración en la ceremonia de entrega de la Medalla de Oro de Barakaldo póstuma al policía español Eduardo Puelles para advertir a EA de que «no puede cometer la equivocación de intentar avanzar en un polo soberanista con gente que no se ha desmarcado de la violencia, que ampara y justifica la violencia terrorista, que quiere estar en las instituciones para seguir haciendo lo mismo que hacía antes».

La declaración de Ares suena extemporánea, fuera de juego en el lugar y el momento pronunciado, pero tiene una explicación. Pese a que en sus declaraciones públicas tanto el consejero de Interior como también el ministro del ramo, Alfredo Pérez Rubalcaba, tratan de mantener la posición de que los movimientos de la izquierda abertzale son «más de lo mismo» o, peor, «simplemente triquiñuelas y trucos»; en conversaciones privadas admiten que la nueva estrategia independentista altera de raíz el escenario político de futuro previsto por el PSOE. Y no lo dicen con agrado porque pueda llegar a desaparecer un factor de violencia, sino con notable contrariedad.

De las conversaciones discretas que Rubalcaba mantuvo con dirigentes del PNV y Aralar para intentar evitar -infructuosamente- que hicieran caso a la izquierda abertzale, Ares ha pasado ya a los llamamientos pú- blicos a «los partidos democráticos» y, en especial, a EA, para «que no se dejen engañar».

Ikerne Badiola: «Un acicate»

La secretaria de Comunicación de EA, Ikerne Badiola, respondió a Ares que sus palabras demuestran que «el PSOE tiene verdadero pánico a que esa confluencia de fuerzas, exclusivamente política, pacífica y democrática, llegue a ser una realidad».

Badiola añadió que «estas palabras tienen que ser un acicate más para todos los independentistas para seguir en esa línea; el consejero de Interior es plenamente consciente de que nuestra apuesta tiene un calado y un recorrido inmenso y que puede significar un cambio radical en el panorama político vasco».