La Diputación Foral de Gipuzkoa incrementará su presupuesto general para el próximo ejercicio en poco más de un 1%. Por el contrario, sus programas para el desarrollo rural se verán reducidos en un 17%, recorte que se traducirá en la desaparición de no pocas de las ayudas económicas que hasta ahora recibía el sector y en la disminución de la cuantía de muchas otras en porcentajes que en algunos casos alcanzan el 70%. Representantes del sector en este herrialde, entre ellos el sindicato EHNE, valoraron ayer de forma muy negativa la dirección tomada por la entidad foral, que golpea fuertemente al agro guipuzcoano en un momento en el que éste se enfrenta a una situación especialmente comprometida. La decisión política de abandonar a su suerte el desarrollo agrícola y ganadero de Gipuzkoa contrasta con los mensajes que, en clave de rentabilidad partidista, se acostumbra a escuchar de boca de los cargos políticos forales. No es difícil recuperar de la hemeroteca discursos que sitúan a los baserritarras como un elemento «estratégico» para la economía guipuzcoana. Pero entre las palabras y los hechos se sitúa el obstáculo de las decisiones, las que determinan cuáles son las verdaderas prioridades presupuestarias. Y no cabe duda de que, para la Diputación de Gipuzkoa, los baserritarras no están entre ellas, a pesar de sus promesas.