Gorka ANDRAKA | Periodista
El protoculo de Copenhague
Las ovejas están que trinan. Y no es para menos. Un equipo de científicos australianos quiere crear «ovejas verdes» para combatir el cambio climático. Las 80 millones de cabezas de ganado ovino que pastan en Australia provocan el 10% de sus gases de efecto invernadero. «Nos equivocamos al enfocar el asunto -re- conocen ahora los expertos-, el problema está en la boca y no en el ano». Los eructos animales liberan metano (CH4), un dañino gas capaz de absorber veinte veces más calor que el dióxido de carbono (CO2). De momento, los investigadores han estudiado de manera exhaustiva a un grupo de 200 ovejas y han seleccionado a las que menos eructan. Si descubren un vínculo genético entre las más ecológicas podrán criar «ovejas amigas del medio ambiente» en serie.
No sólo de boca vive el aire. El ser humano hace años que eructa verde, fragancias madreselva, aunque de poco sirve si luego no cumple sus bonitas palabras. Cuestión de enfoque: ombligo o ano. Este lunes arranca en Copenhague, con la presencia de un centenar de jefes de Estado y Gobierno, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Todo dependerá, su éxito o fracaso, de cuántos ombligos miremos, de cuántos culos veamos. A estas alturas del fango, no queda otra salida. Primero, bajarse los pantalones del progreso y enseñar el trasero del crecimiento. Luego, con todas las vergüenzas y miserias al viento, abrirnos de patas y proclamar sin miedo: ¡Tolerancia cero con nuestra mierda! ¡Queremos cagar flores!