Cumbre sobre cambio climático de Copenhague
Es ineludible y urgente un compromiso global
Inundaciones, sequías y un alarmante aumento del nivel del mar son las consecuencias de un calentamiento causado por siglo y medio de industrialización, que, según los científicos, será irremediable sin un acuerdo global en la cumbre sobre el clima que se celebrará desde mañana en Copenhague para reducir los gases de efecto invernadero.
M. ISASI I
De mantenerse el ritmo actual de emisiones de dióxido de carbono (CO2) procedentes de la quema de combustibles fósiles, la temperatura media de la Tierra puede aumentar entre 1,8 y 4 grados centígrados para 2100 y si supera los 2 grados, las consecuencias ya serán incontrolables, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU.
En los últimos cien años, la temperatura ha aumentado en una media de 0,74 grados y el nivel de los océanos ha subido entre 10 y 20 centímetros por el derretimiento del hielo en Groenlandia y el Ártico y por la dilatación térmica del agua por efecto del calor.
El IPCC calcula que si no se pone freno, el mar subirá entre 18 y 59 centímetros más para 2100, una previsión calificada como muy optimista por otros científicos, que estiman que la crecida puede ser de entre uno y dos metros con respecto a 1990.
Esta avalancha de frías cifras no es más que la traducción científica de una realidad que afecta a millones de personas que viven en costas y deltas de ríos, a orillas de lagos o en islas como Maldivas, a menos de dos metros sobre el nivel del mar.
El hombre ha roto el frágil equilibrio del efecto invernadero, un fenómeno natural por el que el vapor de agua, el CO2 y otros gases retienen el calor que irradia la Tierra y sin el cual en vez de a una temperatura media de 14 grados centígrados estaríamos tiritando a 18 grados bajo cero.
Con actividades como la quema de combustibles fósiles (sobre todo carbón y petróleo) y la tala de árboles hemos pasado de emitir a la atmósfera unos 2.000 millones de toneladas de CO2 en 1850 a 35.000 millones en la actualidad, de los cuales menos de la mitad son absorbidos por océanos y bosques.
Para no superar ese tope de 2 grados considerado peligroso, el IPCC pide un compromiso global en la cumbre sobre clima en Copenhague para reducir entre un 25% y un 40% con respecto a 1990 las emisiones de gases de efecto invernadero en 2020, y entre un 50% y un 80% para 2050.
En 1997 en Kioto (Japón) 37 países industrializados y la Unión Europea acordaron recortar sus emisiones de dióxido de carbono en una media de un 5% sobre los niveles de 1990 entre 2008 y 2012.
Aunque aún es pronto para hacer un balance, ya que ese compromiso se extiende hasta finales de 2012, la mayoría afirman estar en el buen camino, aunque algunos como España han aumentado sus emisiones entre 1990 y 2006 en más de un 50% y los principales recortes se han dado en los antiguos países comunistas del este de Europa.
Sin embargo, las emisiones de CO2 causadas por el ser humano han aumentado un 29% entre 2000 y 2008 y un 2% entre 2007 y 2008, sobre todo en los países en desarrollo, según datos del Proyecto Global de Carbono, que reúne a científicos de instituciones académicas de todo el mundo.
Y es que Kioto fue sólo un primer paso, ya que no obligaba a los países en desarrollo o emergentes como India y China, principales contaminadores junto con EEUU, que echó un jarro de agua fría sobre el tratado cuando la Administración Bush se negó a ratificarlo.
Hoy por hoy las perspectivas de lograr un tratado vinculante en Copenhague para suceder a Kioto son sombrías, debido a la falta de un claro compromiso entre naciones industrializadas y emergentes sobre topes en las emisiones y sobre cómo asumir los costes, en plena crisis económica.
Además, EEUU acudirá a la cita con las manos atadas, ya que el Senado no ha aprobado aún el plan contra el cambio climático del presidente Barack Obama.
Sin embargo, para algunos científicos ésta será la «última oportunidad» de lograr el objetivo de controlar el calentamiento. «No podemos retrasarnos más», asegura Corinne Le Queré, científica británica de la Universidad de East Anglia y del British Antarctic Survey.
Los costes para mitigar las emisiones de CO2 y ayudar a los países en desarrollo a adaptarse a los efectos del cambio climático se calculan en 250.000 millones de dólares anuales en 2020. Según el Banco Mundial, serán necesarios entre 75.000 y 100.000 millones de dólares anuales entre 2010 y 2050 sólo para adaptarse a la nueva realidad.
Para ello, los países enriquecidos tendrán a su disposición varios mecanismos de flexibilidad ya previstos en el protocolo de Kioto, como el mercado del carbono y proyectos de desarrollo limpio.