Llevo ya tres años con Pablo -Laso-, además de otros compañeros como Doblas, Ritxi -Uriz- o Hop. Entre todos formamos el núcleo de Gipuzkoa Basket, sabemos lo que el entrenador quiere y, al mismo tiempo, ayudamos a que gente nueva como Barbour, Detrick, Rai... se integre, dé al técnico lo que necesita y entre todos consigamos un equipo mejor». Es Andy Panko, líder indiscutible del mejor Lagun Aro GBC, que aspira a meterse en la Copa... aunque prefiere ir partido a partido, o eso dice. «Estamos bien, pero mejor no hablemos de la Copa. ¿En una liga tan dura y loca como ésta? ¡Buf!»

El alero de Harrisburg, todo un trotamundos del baloncesto en Europa, parece haber sentado la cabeza en Donostia y con la cabeza asentada, su juego también. «A quienes dicen que hoy juego mejor que antes les doy toda la razón. Siempre ha sido así, mi último año de colegio era mucho mejor que el primero; en el instituto también y ni que decir en la universidad. Y en mi periplo de Europa igual. Siempre me he considerado un late bloomer, un jugador que ha explotado tarde o, si quieres, como el buen vino, que va mejorando con el tiempo».

Panko siempre se había caracterizado por intentar ser el máximo anotador de sus equipos pero, al mismo tiempo, se le achacaba el sumar números antes que sumar para el equipo. Pero partir de la segunda vuelta de la pasada campaña comenzó a lanzar menos, a elegir mejor los tiros para jugar mejor y, números aparte, ser un líder de verdad. Sin ser tan categórico, el estadounidense contesta que «simplemente hago mi trabajo. Me encanta ayudar al equipo para que siga creciendo pero, por otro lado, estoy completamente de acuerdo con lo que comenta. Y la explicación es mi paternidad. Antes de ser padre, jugaba pensando en mí; desde que soy padre, mi perspectiva acerca del baloncesto y de la propia vida es otra; por ende, mi universo ha cambiado y mi forma de ver el baloncesto también. Antes miraba por mí y ahora por mis compañeros. Además, comparado con ser padre, ¡jugar al basket es muy fácil!».

El entrenador silencioso

Panko asume su liderazgo en un equipo «relativamente pequeño» como es Lagun Aro GBC; admite sobre todo su ascendencia sobre «novatos» en la liga ACB como Antwain Barbour o Jason Detrick, jugadores que en la Liga LEB han demostrado su valía y que precisan de una necesaria adaptación para volver a rendir en la ACB.

«Tengo 32 años -recién cumplidos el pasado 29 de noviembre-, es mi séptima temporada en la ACB y formo parte del núcleo del equipo que conoce esta liga, que conoce lo que hace falta para ganar un partido, lo importante y complicado que es ganar un partido. Jugar al baloncesto no deja de ser una experiencia de aprendizaje, por lo que nuestra misión es hacer entender a los compañeros qué es la Liga ACB. Porque no es cuestión de cuánto anotas, sino de cada detalle necesario para ganar».

Pablo Laso es el entrenador, pero ¿es Panko el entrenador en la cancha? El de Harrisburg asiente, pero con la condición de ser un silent coach, un entrenador silencioso. «Pablo es el entrenador y nos dice lo que debemos hacer, pero mis compañeros me miran y me tienen que ver tranquilo, en mi sitio, haciendo mi trabajo sin perder la compostura. Ése es mi rol en el equipo. Lo acepto y además, me gusta». Pudiera ser por ello que Panko aceptase renovar por otra temporada por el cuadro donostiarra pese a tener ofertas de otros equipos, dentro y fuera de la ACB. «Sinceramente, no es tan sencillo encontrar una situación vital tan positiva como la que encuentro en Donostia. Me siento a gusto aquí, mi esposa está a gusto aquí; mi hijo también lo está. Sé que he tenido ofertas para irme a equipos con mayor renombre, pero ¿para qué? Aquí estoy muy bien», explica el de Harrisburg. Palabra de Panko; palabra de líder.