Mikel INSAUSTI I

Nunca me han caído bien los llorones y los pedigüeños, los que se pasan la vida quejándose de que la industria de Hollywood les roba el público sin hacer nada para remediarlo. Por suerte ya empieza a quedar claro que con imaginación y una mentalidad abierta se puede competir en el mercado internacional. Pero lo imprescindible para no dejarse comer la tostada es quitarse de encima los complejos de inferioridad. Como han hecho los artífices de “Spanish Movie”, que no se cortan un pelo en su desparrame multireferencial. Ya iba siendo hora de que alguien se decidiera a reírse de las películas de producción propia, y a fe que han sabido dar en el clavo de cara a explotar todo cuanto diferencia al actual cine español del norteamericano, y por consiguiente lo que puede haber de parodiable de puertas a dentro. El mayor defecto del cine europeo es tomarse a sí mismo demasiado en serio, así que nada más sano que ridiculizar a los autores premiados cuyos nombres son una marca exportable, con Almodóvar y Amenábar al frente.

“Spanish Movie” no defrauda a los fanáticos del género paródico, gracias a que cumple con la regla de que las reglas no existen cuando se trata de robar ideas para sabotearlas a conciencia. Tal como es debido, cualquier asomo de lógica argumental desaparece sustituido por una delirante colección de embromados homenajes cinéfilos, que en su mesetaria versión psicotrónica cobran una especial dimensión surrealista y esperpéntica digna de Buñuel. Lo cual se comprende mejor al ver al laberíntico Fauno del mexicano Guillermo del Toro transmutado en Joaquín Reyes, con su master en el arte de desfigurar celebridades obtenido por el programa televisivo de humor alternativo “Muchachada Nui”. Aunque aquí le supera su compañero Carlos Areces, quien desmonta el método Bardem aireando las vergüenzas de “Mar adentro” y “No es país para viejos”. Lo bueno es que no es obligatorio haber visto tales películas, una vez convertidas en reconocibles iconos de la cultura mediática.