Final del Campeonato del Cuatro y Medio de Segunda
Urrutikoetxea se empacha de juego para calarse la txapela
No han pasado aún seis meses de su debut, y Urrutikoetxea ya se ha calado la primera txapela profesional. Jokin Argote estuvo apagado, y no logró mostrar su juego hasta que el partido estuvo totalmente roto.
Koldo AKORDARREMENTERIA I
No es el pelotari más exquisito en cuanto a maneras y estilo. Tampoco el más hábil en el remate y, quizás, no sea el mejor defensor de entre todos sus colegas. Pero he ahí la magia de este chaval llamado a hacer grandes cosas; sin ser sobresaliente en ninguna faceta, tiene un comportamiento notable en todos los aspectos del juego. Si a eso añadimos el gran margen de mejora que posee, a nadie se le escapa que nos encontramos ante uno de los jugadores más prometedores del momento.
El partido se cubrió con un manto de color azul marino desde el inicio. Urrutikoetxea salió con maneras agresivas, sus venas iban repletas de adrenalina e hizo del saque su mejor arma. Jokin Argote no conseguía encontrar su lugar. Anduvo sin chispa, y sin poder levantar la pelota por encima de medio frontis, como a él le gusta. Sus restos eran débiles, y Urruti no tenía más que rematar para sumar tantos. Aún se estaba acomodando algún aficionado cuando el marcador ya reflejaba un contundente 0-10.
De ahí en adelante, pocas cosas cambiaron. Al experimentado le faltó confianza, y al novato le emanaba por todas partes. El de Zaratamo lo hizo todo bien. Jugó con paciencia y esperó sus opciones, mientras que los infortunios, con forma de resbalones o malos botes, se sumaban en la espalda del guipuzcoano. Sólo cuando el partido estuvo roto, y gracias a los ánimos de sus paisanos, logró Argote mostrar algo de su juego. Pasó del 4-18 al 9-20 con varios buenos tantos, pero todo estaba finito.
Urrutikoetxea se mostró exultante una vez finalizado el partido, y también opinó que su fulgurante inicio estuvo en el origen del triunfo: «He empezado caliente, y me salía todo. He venido con otras ideas, y me ha salido bien», dijo con una gran sonrisa dibujada en su barbilampiño rostro. Sin embargo, la cautela llegó a su discurso cuando se le preguntó acerca de su futuro: «Todavía queda mucho por aprender, y hay que ir paso a paso». Y es que la madurez sigue siendo un valor en alza.