El primer ministro griego, Giorgos Papandreu, admitió ayer en Atenas que los problemas financieros amenazan la soberanía nacional y se comprometió a hacer todo lo necesario para reducir el déficit y la deuda pública, y restaurar la confianza de los mercados.

«O acabamos con la deuda, o la deuda acabará con nosotros», aseguró Papandreu durante un gabinete ministerial emitido por la televisión estatal.

Papandreu aseguró que su Ejecutivo socialista, que llegó al poder tras las elecciones legislativas del pasado 4 de octubre, «asumirá todas las medidas necesarias para sacar al país de la crisis» y reducir su abultado déficit público.

Alarma internacional

La degradación de la deuda pública griega por parte de la agencia Fitch, siguiendo a Standard and Poor's, causó alarma en los mercados internacionales, que todavía no se han recuperado de los problemas causados por Dubái World.

La revisión de «A-» a «BBB+», el nivel más bajo de la eurozona, se debe a las dudas sobre la capacidad de Grecia de reducir su déficit presupuestario y su deuda pública de forma duradera.

Déficit público: 12% del PIB

El Gobierno de Atenas debe de lidiar con unas cuentas públicas muy deterioradas, debido a un déficit público de más del 12% del PIB -cuatro veces más de lo permitido por la UE- y una deuda del 113% del PIB.

Papandreu indicó que en enero presentará a Bruselas un Programa de Estabilidad y de Desarrollo que supondrá una «propuesta fiable para afrontar todos los problemas del país, al igual que el gran peso del déficit y de la deuda pública, que se han disparado en los últimos años».