Yo creo que estamos ante un claro incumplimiento de contrato. Me refiero al cambio unilateral --a la novación incorrecta-- de las condiciones para suministrarme un servicio que ha sido alterado por una poderosa cadena de televisión con desprecio de lo que habíamos acordado. Me refiero al suministro en imágenes de los partidos de fútbol que uno había contratado sin más límite que la capacidad operativa de esa cadena. Pues bien, ahora me dicen sus directivos que si deseo contemplar el juego de unos determinados equipos he de abonarlo aparte, cuando antes esos espectáculos estaban incluidos en las tarifas acordados para tal espacio televisivo. Incluso me anuncian tal modificación de mis derechos añadiendo que se trata de una oferta muy barata, pues por quince euros más me resulta posible seguir los encuentros más deseados por la afición. El nuevo negocio me recuerda al de Roberto con las cabras, que cambió dos negras por una blanca, con lo cual perdió una cabra. Pero he de añadir que Roberto hizo tamaño negocio voluntariamente, mientras a mi me han soplado un bicho sin contar conmigo.

Pues bien, resumamos: ¿no estamos ante un clamoroso incumplimiento de contrato, digno de ser planteado ante los tribunales de justicia? Más aún, tras ofrecerme este nuevo servicio, la cadena puebla de publicidad el espacio nuevo, con lo que he de pagar dos veces por el mismo, ya que he de abonarlo en metálico para disfrutarlo y, además, apoyar con mi audiencia el añadido ingreso publicitario de la cadena. Ni siquiera han tenido la delicadeza, ya que me suprimían un espectáculo pagado, de eliminar la publicidad dado que con la nueva tarifa hacen ya su negocio. Pero ¿cómo ir yo sólo a un pleito tan costoso? ¿La justicia es gratuita? No lo creo. Veré sólo al Alcorcón.