Chile podría girar a la derecha por primera vez desde la dictadura de Pinochet en las elecciones de hoy, a las que el empresario Sebastián Piñera llega con amplia ventaja frente a una coalición de centro izquierda dividida y desgastada tras veinte años en el poder.

Piñera, de sesenta años, con una fortuna estimada de unos 1.200 millones de dólares e inversiones en la televisión, la banca, la aviación y el fútbol, es quien llega en mejor posición para convertirse en el sucesor de Bachelet.

Enfrente, el ex presidente Eduardo Frei (1994-2000) representa a la Concertación, la coalición de cuatro partidos de centro-izquierda que ha ganado todas las elecciones desde 1990.

Frei, un tecnócrata de 67 años, ha lidiado con el desgaste de la coalición, con su propia falta de carisma (él mismo se define como «una persona aburrida»), además de con el fantasma de la actual presidenta, que llega al final de su Gobierno con una popularidad que oscila entre el 75% y el 80%.

Por primera vez, la Concertación llega dividida a las elecciones ante la disidencia del diputado Marco Enríquez Ominami, carismático diputado hijo de un dirigente de izquierda muerto por el régimen de Pinochet.