La Real rompió una racha de cuatro salidas sin ganar con un mal encuentro en el que le bastó con aprovechar una jugada de estrategia. Se adelantó en su primera oportunidad en un saque de esquina y luego se limitó a defender su ventaja con un gran sacrificio defensivo de todo el equipo que contó con la ayuda de Bravo en las pocas ocasiones en las que tuvo que intervenir y del poste en un remate final de Nico Medina que vino a confirmar que todo acompaña en esta temporada que huele a Primera.

Porque la Real no jugó un buen partido, como otros tantos en los que ha ganado gracias a una jugada aislada y a su seguridad defensiva. Pero más importante en Segunda que jugar bien es hacer valer y alargar las rachas, las inercias positivas. Ahora todo acompaña y hay que intentar aprovechar al máximo esta ola para cobrar ventaja sobre los rivales. A la espera de lo que hagan hoy Cartagena, Salamanca -que se enfrentan entre sí-, Betis y Elche, el tercero está a seis puntos y el cuarto a ocho y esas son unas ventajas muy importantes cuando sólo se llevan dieciséis jornadas.

Estar en racha da una confianza que ayuda a ganar partidos como los últimos de la Real sin jugar bien, pero mal harán los blanquiazules si siguen la línea de juego de los últimos partidos porque la ola actual explotará contra la roca de una derrota que llegará antes si se renuncia a jugar al fútbol así. Porque la suerte no va a acompañar siempre. Lo normal en un partido como el de ayer era, en el mejor de los casos, empatarlo con el último remate de Nico Medina.

Ese balón habría entrado hace no mucho, cuando la Real estaba sometida a todas las leyes de Murphy. Pero ayer fue al poste y esa fina diferencia que se repite en todos los partidos de esta temporada es la que ha confirmado como líderes a los blanquiazules gracias a su actitud ejemplar cuando peor juegan.

Porque el debate no está entre jugar bonito o jugar bien. La Real jugó ayer feo y mal, tanto en ataque como en defensa. Porque todo el ataque de la Real se limitó a una dejada en el inicio del partido que Bueno no pudo rematar, a cuatro saques de esquina botados en el primer tiempo -en uno de ellos Prieto peinó como en el tercer gol conseguido ante el Real Unión y fue otro central, Labaka, el que marcó-, y en dos jugadas de Nsue por la izquierda en el inicio de la segunda parte que Bueno no cabeceó bien en clara situación.

 Sin apenas combinaciones

Fueron todas ellas jugadas muy aisladas porque los blanquiazules apenas dieron dos pases seguidos en todo el encuentro. No acompañó el estado del campo, pero hay que asumir que es muy difícil que la Real pueda combinar con una pareja de pivotes formada por Rivas y Elustondo y con Bueno y Nsue sobre el terreno. El pivote manchego hizo un buen trabajo defensivo en apoyo de sus centrales, pero su presencia en el campo condena a jugar mal a los que le rodean. Otros partidos era Aranburu el que lo acusaba, pero en los últimos partidos Elustondo y Zurutuza padecen el mismo problema de la falta de referencias cercanas en el centro del campo para jugar el balón con una mínima velocidad necesaria para superar a los rivales con la calidad que tienen los realistas.

Por eso el único peligro en jugada de la Real llegó en balones directos, sobre todo cuando se buscó a Nsue, que repitió en la banda izquierda sin salir perjudicado de la entrada en el once de Zurutuza. Lasarte quiso mandarle un mensaje de humildad a Griezmann y cabe esperar que la respuesta del juvenil sea tan buena como cuando se quedó en el banquillo en Alicante y al domingo siguiente puso Anoeta ante sus pies contra el Recreativo. Claro que prescindir del chaval, de Aranburu y de Agirretxe se nota en tareas ofensivas.

Pero cuando un equipo no ataca bien, lo que debe hacer es sacar el máximo partido a las jugadas de estrategia y no encajar goles y eso le ha bastado a la Real para ganar los últimos partidos ante dos de los equipos con menos calidad de la categoría. Unas acciones de estrategia en las que ha quedado en evidencia la importancia de Xabi Prieto en una faceta que el aficionado no suele apreciar, pero que es muy importante para el equipo, su juego aéreo. Todo el mundo destaca las maravillas que hace con el pie, pero con su cabeza ha marcado uno de sus tres goles y ha dado sus dos últimas asistencias y aporta otras cosas menos cuantificables.

Los porteros buscan sistemáticamente el juego aéreo del donostiarra cuando no ven opciones de sacar el balón jugado y de la misma manera se le ha buscado en los corners en el primer palo, con resultados positivos en los dos últimos partidos.

Sólo con esa jugada ensayada la Real consiguió adelantarse pronto y, a partir de ahí, se dedicó a vivir de rentas. Un gol de ventaja es muy poco en el fútbol, pero a este equipo endurecido a base de golpes la más mínima renta le basta para ganar. Desde las dos primeras salidas en Las Palmas y Tarragona, nunca se ha dejado empatar y la de ayer es la quinta victoria conseguida con un solo gol. No le han marcado en 8 de los 16 partidos.

En eso se ve la experiencia adquirida en Segunda. Para no encajar goles no es necesario ni defender bien. Basta con tener un grado de concentración muy alto en las jugadas de estrategia, -el Castellón lanzó nueve corners en el segundo tiempo sin crear el más mínimo peligro-, con no cometer errores graves y con intentar que siempre haya un defensor delante de un rival porque la calidad es un bien tan escaso en Segunda que resulta muy difícil que un atacante supere a un defensa con una jugada individual. Eso lo hizo bien la Real con una muy buena actitud y sacrificio en esa tarea de todo el equipo, pero defendió mal porque estuvo demasiado atrás.

 Dos delanteros muy favorables

Las propias características de los delanteros del Castellón -muy favorables para los centrales donostiarras que prefieren jugadores de envergadura y poca velocidad para superarles con su buen juego aéreo-, y la poca calidad del equipo local tras su desmantelamiento del verano implicó que apostara por un juego muy directo. Rivas se colocaba muy cerca de sus centrales para intentar impedir que llegaran balones a Nico Medina y Ulloa y eso tenía un efecto dominó porque Elustondo se acercaba al manchego y Zurutuza parecía más un pivote defensivo que un media punta.

Esa acumulación de hombres en el área y el poder aéreo de Labaka, Ansotegi y Mikel González bastó para que el Castellón no tuviera muchas ocasiones, pero cuando un equipo juega tan atrás, pierde el balón enseguida y permite al rival realizar demasiadas jugadas de ataque y enviar tantos balones al área es muy difícil no encajar un gol.

Y no lo encajó porque Bravo realizó dos buenas paradas, porque Ulloa cabeceó fuera en un gran remate pese a la oposición de Labaka y porque, a falta de cinco minutos, el remate de Nico Medina encontró la respuesta del poste con esa suerte que acompaña este año a la Real.

También se ve favorecida del respeto que ahora le tienen los árbitros. Porque el año pasado Mikel González habría visto la segunda tarjeta en una acción en la que arriesgó demasiado con el brazo, por mucho que tampoco fuera una falta merecedora de semejante castigo. Tanto él como los otros tres jugadores defensivos realistas que vieron tarjeta en el primer tiempo supieron jugar con ella en una demostración de madurez de un equipo que no ha sufrido ninguna expulsión hasta ahora.

Pero lo más importante es que ya lleva 32 puntos en 16 partidos y alcanza la maravillosa media inglesa de dos por jornada. Una media que lleva a sumar 84 puntos al final de temporada. Con 75 puede bastar para subir, pero hará bien la Real en alcanzar esa cifra cuanto antes y convendrá mejorar el juego ante un rival de más calidad como el Betis. De ganarle se puede dar el próximo domingo un paso crucial para encauzar el ascenso.