Aunque para el primer Piolet de Oro de la historia, el del Estado francés, todavía haya que esperar más o menos un par de meses, en otras partes del mundo esa máxima distinción a nivel alpinístico ya se ha repartido. Uno en Asia y el otro en Rusia. Tampoco nos queremos olvidar de los premios concedidos por la FEDME.

Tres premios con tres criterios diferentes, pero con un denominador común: análisis y posterior votación de actividades de alto nivel. En los de Asia y Rusia con un solo «ganador»; en el caso español seis «vencedores» en seis categorías independientes. Algunos hablan de «ganadores» y de «perdedores», pero el caso es que estos eventos tienen como objetivo reconocer algunas de las actividades alpinas que se han desarrollado durante este 2009 que estamos a punto de acabar.

El Piolet d´Or, el francés, es un premio que en su momento se erigió como el máximo reconocimiento mundial a un evento de alpinismo. Así, a la par fueron surgiendo Piolets de Oro en diferentes lugares. Asia comenzó a organizar su propio premio y justo hace dos años le siguió Rusia. Mientras que el francés sufría una importante crisis (incluso se suspendió un año), los rusos, por ejemplo, ponían sobre la mesa otro tipo de criterios. Uno de ellos, quizás el más importante, es que el jurado estaba compuesto por los jefes de expedición de las actividades nominadas. El resultado fue que todo el mundo quedó complacido.

Y ya que estamos haciendo mención a los rusos, señalar que su Piolet de Oro fue concedido el pasado día 5. Organizado por la Federación de Montaña de Rusia, en esta edición hubo 8 protagonistas, es decir, 8 actividades nominadas.

Todas ellas de un nivel notable, pero con características muy diferentes. Escaladas en tapias de roca como las del Vayag (2.430 m) o Trono Tsar (2.850 m); alpinas y técnicas como las del Pico 6.134 (macizo chino del Minya Konka), Siguniang (China) y Peak Verny (5.250 m, Tien Shan); con carácter en más altitud como las del Pico Pobeda o el Maratón del Pamir; y una última como la realizada en la cara norte del Kjerag (Noruega) con componente de escalada en hielo y mixto.

Ocho actividades de gran nivel pero la mayoría de ellas desconocidas para el gran público. Y eso que Rusia está ahí mismo. Dos de ellas ya han pasado por estas páginas, pero de sus compañeras apenas habíamos oído hablar.

Y de entre todas esas actividades, el jurado ha decidido otorgar el Piolet de Oro a los alpinistas Alexander Ruchkin y Mikhail Mikhailov por la apertura de la vía «Carte Blanche» en el Pico 6.134, en el desconocido macizo chino de Minya Konka. Una gran obra de 1.100 metros (leer en GARA, 19 de octubre) con dificultades técnicas en roca de 6c obligado en libre y A2+ en artificial, y 95º en hielo. Y todo ello en estilo alpino.

Pero el evento no se cerraba sólo con la distinción a esta actividad. También estaba en «juego» otro premio o reconocimiento. Se trata del Crystal Peak. Un premio, como si fuerael hermano menor del Piolet de Oro, con 15 nominados de distintas categorías; algunas de estas candidaturas estaban presentes en el Piolet de Oro.

Y el reconocimiento se lo llevó el Maratón del Pamir. Dicho literalmente así parece que vamos a hablar de alguna carrera por montañas, de ésas en las que sólo cuenta el cronómetro. Pues lejos de esta idea, el Maratón del Pamir recoge en su seno una idea muy interesante que es el encadenamiento en una tirada de tres picos de esa cordillera como son el Lenin, Comunismo y Revolución. Tres sietemiles con renombre.

El alma mater fue Andrei Lebedev y con él participaron en la actividad otros seis alpinistas. «Era un grupo tal vez no tan joven, pero lo encontré vivo y con la expereciencia necesaria para este tipo de reto. Tenían que ser capaces de soportar un estrés prolongado», señala el líder de la expedición.

A pesar de que no proliferen mucho y sean bastante desconocidos, este tipo de maratones en picos de altura ya se han llevado a cabo en Rusia. Como afirma el propio Lebedev, son desafíos muy físicos y de mucha complejidad técnica: «Hay mucho de novedad, y la verdad es que llegamos al límite o al borde del abismo en el apartado físico. Es como una travesía al Polo Norte, un poco más corta pero con la misma estrategia. Y, claro está, no al nivel del mar sino a una altura media de 4.450 metros. Fueron unos 22 kilómetros de desnivel positivo y 3 ascensiones a sendos sietemiles. No esperaba que el equipo se mantuviera motivado hasta el final. Esperaba que tras el Comunismo se quedaran la mitad en el camino. Fue una gran y grata sorpresa. Entre todos hemos perdido unos 100 kilos de peso: Zhdanov 14; Timoshenkov otros 14; Zharov, Yanderski y Vorobjev 12; Shabalin y Savchinsky 10; y yo 16».

Asia y FEDME

De Rusia a Asia. Los grandes protagonistas del Piolet de Oro fueron los kazajos Denis Urubko y Boris Dedeshko. La mayoría de los lectores ya sabrán porqué les han galardonado. Sí, por la apertura de la primera vía en la cara sureste del Cho Oyu. Fue una actividad de gran calado técnico y de compromiso, llevada a cabo en estilo alpino el pasado mes de mayo.

En la misma ceremonia, el escalador japonés Yuji Hirayama recibió el máximo galardón en la categoría «Golden Climbing Shoes».

Y para terminar con esta lista de premios, nos centraremos en los que reparte la FEDME. En esta edición, la cuarta, ha habido récord de candidaturas: 30 para ser más concretos.

Como viene siendo habitual en estas cuatro ediciones, las actividades quedan divididas en 6 grupos independientes.

Mikel Zabalza ha sido el único candidato de Euskal Herria premiado por la FEDME. Se lleva el galardón en la categoría de escalada en hielo y dry tooling por la apertura junto a Manu Córdova de «La ruta de Shakelton» en el valle de Izas. Edu Marín gana en la de deportiva y bloque por el encadenamiento de tres vías de 8c a vista.

David Palmada y Esther Ollé se llevan el premio de escalada en pared por la primera propuesta de A6+ mundial. En alpinismo europeo, Josep Mª Esquirol por el encadenamiento invernal a los 3 muros de Gavarnie. Oriol Baró por su solitaria a la ruta «Supercanaleta» del Fitz Roy (categoría alpinismo extraeuropeo), y Álvaro Novellón y Óscar Pérez por la ascensión de la arista noroeste del Latok II (Himalayismo).