Reina de la Paz causa quebraderos de cabeza a BBK
El diseño del proyecto de Reina de la Paz está causando quebraderos de cabeza a BBK, que no acaba de definir el nuevo equipamiento, lo que mina su imagen de entidad social para fuentes sindicales.Agustín GOIKOETXEA |
El director de la Obra Social de BBK, Juan Mari Saenz de Buruaga, tiene ante si el reto de que el desmantelamiento de la residencia Reina de la Paz y reorientar los usos que se dan al nuevo equipamiento, donde la atención a las personas mayores perderá peso, no suponga un gran desgaste en su imagen de caja social.
«No tienen todavía definido un proyecto; lo que hacen es ir sorteando la situación filtrando periódicamente a los medios de comunicación algún dato para reorientar poco a poco a la opinión pública», declara un miembro de la Asamblea General de la entidad de ahorro. De ahí, comentarios como el que «hay suficiente oferta de residencias y no queremos competir» en boca de portavoces de la dirección, en la línea de lo que LAB considera «liquidación» de la Obra Social propia.
«El cierre de Reina de la Paz y el traslado de sus 325 usuarios a otros centros privados favorece los intereses de los empresarios del tercer sector, en su mayoría vinculados al PNV, que habían montado varias residencia y las tenían prácticamente vacías», manifiestan desde la central abertzale. Añaden que el desmantelamiento del centro de Ibarrekolanda «supuso la amortización y la desaparición de casi 200 empleos. Las más perjudicadas las trabajadoras de varias contratas que se quedaron en el paro».
Un consejero de la Asamblea de BBK insiste en que el anuncio de que ya han pedido el permiso de derribo, que estiman que comenzará en enero y se prolongará durante seis meses, persigue aclarar qué es lo que quiere la dirección, con su presidente, Mario Fernández, al frente. «Han llegado a hablar de hasta cinco alternativas, de usos sopalados, pero lo que les agobia es que el coste del nuevo proyecto pueda exceder de los 50 millones de euros», subraya.
Peregrinaje por residencias
Quienes critican la deriva de BBK en este ámbito, aseguran que la caja vizcaina «tiene clarísimo que lo que se construya finalmente no formará parte de la Obra Social propia y lo gestionará algún `amiguete', lo mismo que sucedió con la residencia Aspaldiko, en Portugalete. Esto -aclaran- es lo que denominan Obra en Colaboración; es decir, BBK da dinero en función de sus criterios pero no tiene compromisos fijos».
Mientras desde la dirección de la Caja se insiste en que los residentes han sido enviados a centros «modernos y de calidad», los familiares explican que muchos de ellos han ido peregrinando sin ningún éxito por varias residencias privadas «buscando la calidad de servicio a la que estaban acostumbrados» en Ibarrekolanda. Esta situación es conocida por los propios trabajadores de la Obra Social de BBK, que resaltan que «en Reina de la Paz se daban unos ratios de calidad y servicio que no tienen nada que ver con la racanería con que funciona la iniciativa privada».
Otro de los aspectos que es comentado por las diversas fuentes consultadas es que muchos de los residentes que fueron realojados han ido falleciendo en el último año. «A este paso, dentro de tres, cuatro o cinco años, cuando BBK dé un uso a lo que se haga, no van a quedar nada más que unas docenas de los antiguos residentes», advierten.