¿Me queda bien?, preguntó Juan Carlos Ferrero al público de La Casilla tras ponerse su primera txapela. Y la afición le respondió con cumplidos.

El actual número 23 del mundo, que hace XX años durante ocho semans llegó a ser líder de la ATP, se llevó ayer la prenda que le acredita como campeón del II Masters de Bilbo al imponerse en la final en un gran partido a Nicolas Almagro (26), por 6-1, 3-6 y 7-6 (4), en 2 horas y 14 minutos de juego. El tenista valenciano comenzó arrollando a su rival en el primer set, pero cedió en el segundo y tuvo que llegar a la muerte súbita para imponerse en una tercera manga espectacular e igualada hasta el punto de que cualquiera de los jugadores se hizo acreedor a ganarla.

Lo hizo finalmente Ferrero después de desaprovechar un juego para vencer con el saque a su favor y 5-4 en el marcador, y teniendo que remontar más tarde el tie break, en el que Almagro se puso 1-3 por delante.

Balance positivo

Respondió el de Ontinyent en el momento del no va más y puso su nombre en el palmarés que inauguró el año pasado Fernando Verdasco, ausente en esta segunda edición del torneo vizcaino por lesión. Ferrero realizó un balance positivo de su participación y destacó que el público que prácticamente ha llenado el pabellón de La Casilla durante las tres jornadas de competición «se lo ha pasado bien. Ha habido bastantes risas y lo importante era eso, que el público disfrutara y que nosotros no nos lesionáramos. He sentido el calor del público y he notado que aquí se sigue mucho el tenis. Con torneos como éste se ven las ganas que hay de hacer este juego importante y de que salga de aquí un buen jugador», comentó el vencedor que se impuso en cuartos de final al vizcaino Guillermo Olaso y en semifinales a Tommy Robredo, finalista en 2008, en otro gran encuentro.