Txapelketa Nagusia 2009
Adrenalina tras una maratoniana cita histórica
A. EREÑAGA | BARAKALDO
Como después de una maratón, con la adrenalina todavía circulando en el cuerpo, mientras que el cansancio acumulado va supliendo al «subidón» sufrido durante el día. Una sensación en la que ganar o perder deja de tener una importancia capital; o, al menos, eso es lo que se desprendía anoche de la comparecencia ante los medios de comunicación en el BEC de los bersolaris que minutos antes habían participado en la final del Campeonato de Bertsolaris. Agotados, pero satisfechos: algunos con ellos mismos; todos, con la respuesta del público y el trabajo realizado por quienes han trabajado para hacer realidad esta gran cita del bertso.
El de ayer fue un día histórico, con el BEC lleno hasta la bandera (nada menos que 14.500 espectadores) y los bertsos convertidos en protagonistas gracias a las retransmisiones en directo de medios como Info 7 y Euskadi Irratia; también con muchos momentos históricos, de esos que emocionan; y, sobre todo, con un palmarés también histórico, no en vano por primera vez una mujer se alzaba con la txapela. Flanqueada por sus compañeros de escenario y de «lucha» en rima, Lujanbio reconocía ayer que todavía le quedaba «rebobinar» en su memoria lo sucedido a lo largo del día. «Todavía no me siento capaz de hacer una lectura», reconocía cuando se le preguntaba por sus mejores bertsos del día.
Según explicó, cuando uno se encuentra concentrado para preparar el siguiente bertso improvisado, «los de los otros se oyen como de paso» y, los propios, bullen en su cabeza. Al contrario de en otras ocasiones, no podría decir que tal bertso fue el perfecto, pero «en la sesión de la tarde me he sentido, en general, más a gusto, y sobre todo con los dos bertsos que he hecho en solitario».
La «olimpiada» del bertso de este año ha sido, sin duda, la del relevo generacional. Una palabra que se repetía invariablemente en las reflexiones de los participantes, pero, principalmente en las de Andoni Egaña, ganador de las anteriores cuatro txapelas de este concurso que mueve a miles de personas. çEgaña estaba invicto hasta ahora y este gran poeta -que se dolía de que, tal vez por la presión, desde la mañana sentía que «usaba la brocha gorda y no he podido sacar la fina hasta el final»- lanzó, sin embargo, un alegato emocionado hacia su continuadora. «Es un honor dar el relevo, sobre todo si es a Maialen Lujanbio», apuntaba, sin querer desmerecer al resto. Pero destacó el trabajo de Lujanbio a lo largo de estos años, de plaza en plaza, y: «si alguien se lo merece es Maialen. Los demás, además, son muy jóvenes», dijo con humor.
Emocionados por la experiencia de cantar ante un público tan entregado y numeroso, contentos con lo conseguido -como Jon Maia, quien reconocía que había notado en sí mismo el resultado del trabajo realizado fuera de los escenarios, en los ensayos-, sinceros como Unai Iturriaga -reconocía una cierta irregularidad en sus comparecencias, pero las asume-, los ocho protagonistas de la fiesta bertsozale de ayer no quisieron olvidarse ni del público ni tampoco de quienes han participado en la organización de este campeonato que ha supuesto la culminación de meses y meses de trabajo. La siguiente cita, dentro de cuatro años; aunque para los bertsozales, el circuito continúa todos los fines de semana, porque la competición no es lo que importa.
«Somos buenos bertsolaris, pero también personas normales, con sus miedos: miedo a qué diremos ante tanta gente, a que la final no sea lo buena que debiera...», apuntaba Egaña. Personas normales a las que les pasan cosas como que el tema que se les propone -su madre con un tupper de alubias- se convierta en real.