La Universidad del Opus ha hablado claro. Los decanos de las facultades de Medicina, Farmacia, Ciencias y Enfermería y el director general de la Clínica Universitaria han hecho público un manifiesto en el que anuncian, a bombo y platillo, que en sus centros no enseñarán a los estudiantes a practicar abortos, a pesar de que la nueva ley que tramita el Congreso español establece que tienen que hacerlo.

Esta debe de ser la desobediencia civil que practican los fachas. La que permite hacer lo que te dé la gana y que no tenga consecuencias penales, a diferencia de lo que ocurre con el resto de la sociedad que paga siempre muy caro el hacer frente al poder establecido.

Una vez más, el Opus ha dejado claro que es un poder fáctico en Nafarroa. Así se explica que las mujeres navarras tengan que salir fuera para poder abortar y que a la consejera de Salud, María Kutz, le parezca bien.

Todos los ciudadanos navarros vamos a tener que pagar con nuestros impuestos a una Clínica Universitaria con profesionales con una formación limitada por cuestiones ideológicas a través de los fondos que destina para ello el Gobierno de Miguel Sanz, que para eso no hay crisis, que no son las partidas destinadas al euskara.

En el mes de abril, Sanz se manifestó en contra de implantar estudios de Medicina en la Universidad Pública de Nafarroa (UPNA). El argumento, de peso como todos los de Sanz, era que la Universidad del Opus «ya tiene una carrera muy acreditada y muy reconocida en los ámbitos nacionales e internacionales». Será en los ámbitos retrógrados del nuevo obispo Juan Ignacio Munilla y compañía, al menos en lo que se refiere a esta cuestión.

Sanz, con la claridad que le caracteriza, calificó de «frivolidad» la reivindicación de que hubiera estudios de Medicina en la UPNA. ¿Frivolidad reclamar que en Nafarroa se forme a médicos sin taras ideológicas? ¿Frivolidad que se destine dinero público a la Clínica Universitaria mientras el servicio en Osasunbidea es cada vez peor?