Pandemias de lucro e irresponsabilidad
La campaña especial de vacunación contra la nueva gripe A está a punto de terminar y el balance no puede ser más negativo. Los datos oficiales, sin obviar que la información al respecto es opaca y que no son del todo fiables, resultan desoladores: tan sólo un tercio de la considerada población de riesgo ha acudido a vacunarse, la gran mayoría del personal sanitario (hasta un 93% en el caso de Osakidetza) no se ha vacunado, la eficacia de la vacuna está en entredicho a raíz de que el virus ha mutado y, en todo caso, tampoco existen estudios clínicos públicos que certifiquen que la vacuna es efectiva. Es más, varios expertos han denunciado que entre sus componentes hay sustancias altamente peligrosas. A todo esto hay que sumar que esta gripe no ha resultado ser tan maligna como se planteó en un principio, algo que ya se sabía tras ver su evolución en el hemisferio sur durante el invierno, y que sus índices de mortalidad apenas igualan los de la gripe estacionaria.
Por otro lado, partiendo del alarmismo generado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los diferentes estados y administraciones han hecho acopio de una cantidad desproporcionada de vacunas. Esto alcanza el ridículo en casos como el del Estado francés, que compró 90 millones de vacunas con una población de 60 millones previendo vacunar dos veces a los pacientes, algo innecesario. En consecuencia, los únicos beneficiarios de la alarma generada y de las decisiones políticas tomadas son una serie de empresas farmacéuticas conocidas por su poder en las esferas políticas, por su codicia sin límites y por su desinterés por la salud como bien general.
Ante este escenario, trágico por sus hibridaciones políticas y económicas, y no por la virulencia de un virus, ha llegado la hora de criticar duramente la irresponsabilidad de las instituciones, así como el inmoral, anticientífico y criminal ánimo de lucro de las farmacéuticas. Hay que exigir investigaciones serias y responsabilidades, sin duda, pero es igual de importante que todo ello sirva a la sociedad como «vacuna» contra campañas similares.