En la sentencia, la Audiencia de Araba absuelve a Mariano Moreno de otros tres presuntos delitos similares de «abuso en el ejercicio de su función», por el mismo motivo de solicitud sexual a otras tres internas de Langraiz. En este sentido, señala que «aunque los halagos a las presas son totalmente improcedentes o inadecuados para un funcionario, no constituyen proposiciones implícitas a mantener cualquier tipo de contacto sexual».

En el caso de la interna G.J., por el que ha sido condenado, el tribunal también condena al ex subdirector de seguridad de la cárcel a pagar a esta reclusa la cantidad de 3.000 euros.

La sentencia considera probado que hubo una solicitud implícita de tipo sexual «inequívoca» hacia esta reclusa, ya que Mariano Moreno la abrazó varias veces e «intentó besarla en al menos dos ocasiones, evitándolo la interna porque le quitó la cabeza».

Además, el tribunal considera probado que «sujetó a la reclusa por la cintura e incluso le dio una palmadita muy ligera en el culo, lo que desvanece cualquier vacilación sobre el hecho de que el acusado pretendía solicitar sexualmente a G.J.».

La Audiencia de Araba ha desestimado la tesis de la defensa de que se había producido una «confabulación» de las cuatro reclusas contra el ex director de la cárcel de Langraiz.

Las cuatro internas denunciaron que Mariano Moreno las solía llamar a su despacho, donde, según dijeron, se les insinuaba y les pedía favores sexuales para obtener ciertos privilegios o beneficios penitenciarios.

En la sentencia, el tribunal recoge que otras muchas mujeres, algunas de las cuales ya están en libertad, habían relatado hechos similares a lo largo de casi cinco años.

Por ello, descarta que las acusaciones de las cuatro personas puedan responder a una confabulación, ya que «resulta difícil pensar que tantas personas se hayan puesto de acuerdo para contar ciertos hechos».

Año y medio por un intento

Por otra parte, el Juzgado de Instrucción nº 4 de Iruñea ha condenado a 18 meses de prisión a J.C.B.I. por un intento de agresión sexual a una compañera de trabajo en su domicilio de Burlata, el 26 de julio de 2008. No obstante, el magistrado ha considerado la atenuante analógica de alteración síquica.