Hace no mucho tiempo, mi hijo Urtzi me hizo una entrevista sobre el amianto y sus efectos para un trabajo de la ikastola. Hablamos y, sin dudarlo, narré el drama humano que está suponiendo a numerosos ex trabajadores y sus familias. Hablando con él del tema me decía que no entendía por qué los empresarios no habían puesto las medidas de protección adecuadas en las empresas para que los trabajadores no sufrieran daños e, incluso, la muerte.

La lógica que empleó mi hijo es evidente y aplastante. Más de un gobernante debiera aplicarla, porque los gobiernos han permitido que muchos empresarios hayan actuado y actúen de una forma irresponsable con la salud de miles de trabajadores. Sobre su conciencia, si la tienen, colgará la larga lista de muertes por amianto. Creo que les importa poco, porque siempre miran al mismo sitio: si su cuenta de resultados ha crecido.

Este año, según la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (Asviamie), han fallecido 14 ex trabajadores. El último, Josu Murua, al que desde estas líneas quiero hacer un sentido homenaje. Hablé con él hace menos de un mes en el Sanatorio de Gorliz. A sus 41 años, soñaba con la vida, con su hija Alazne, de 13 años, y con Ander, su hijo que se encuentra en la tripa de su madre y a punto de dar a luz, ya que el embarazo llega a los ocho meses y medio. Josu llamó a la vida, pero le llevó la muerte, la del amianto. ¡Cuánto drama! ¡Cuánta injusticia! ¿Quién paga por esta muerte? ¿Qué irresponsable empresario va a la cárcel por no haber puesto las medidas adecuadas de seguridad para evitar que los trabajadores se contagiaran del amianto de la muerte? ¿Quién va a resarcir tanto drama humano para que unos pocos logren embolsarse enormes beneficios económicos a cuenta del sudor y la muerte de los trabajadores? ¿Por qué todavía hoy sólo una sexta parte de los trabajadores que estuvieron en contacto con el amianto tienen controles de vigilancia de la salud? ¿El resto de los trabajadores no se lo merece?

Para Josu, antes José Luis o Ezekiel Illarramendi a quien, por cierto, este lunes le hacen un homenaje en Añorga en el hogar del jubilado. Tanto drama sin respuesta es injusto. ¡Basta!