CRÓNICA | La norteamérica de Obama
Creciente inquietud ante el resurgir de las milicias ultraderechistas en EEUU
Son millares, van bien armados y les gusta la guerra. En cualquier escenario serían peligrosos, mucho más en EEUU, donde engrosan la llamada segunda generación de las «milicias extremistas antigubernamentales».
Jorge V. JAIME-Silvio GONZÁLEZ I Prensa Latina
Tras una década virtualmente desaparecidos del ojo público, estos grupos de derecha están resucitando en EEUU atizados por extravagantes teorías conspirativas, cambios demográficos y por la figura de un presidente negro en la Casa Blanca.
Organizaciones de milicias norteamericanas se están expandiendo peligrosamente, alertó recientemente el codirector del foro de derechos civiles Southern Poverty Law Center (SPLC), Mark Potok.
Tales grupos comenzaron a coligarse a partir de 1990, y principalmente tras el atentado en 1995 contra el edificio federal de Oklahoma, en el que murieron 168 personas. De hecho, muchos entusiastas de estos movimientos lo denunciaron como un ataque simulado por la Administración de William Clinton para ablandar al pueblo y poder decretar una legislación antiterrorista reforzada. Pero en los años siguientes las milicias fueron perdiendo fuerza.
Actualmente el asunto no mueve a risa y la presencia de estas asociaciones ultras se fortalece cada semana en regiones de EEUU como el Medio Oeste, Noroeste Pacífico y en el Sur.
Videos de proselitismo están multiplicándose en internet, y agencias federales como el Buró de Alcohol, Tabaco, y Armas de Fuego (ATF, por sus siglas en inglés) advierten de que durante los últimos seis meses han nacido al menos 50 nuevos grupos. No hay un censo y muchas bandas se disuelven con la misma facilidad con la que se formaron, pero fuentes extraoficiales calculan que permanecen activas entre 600 y 900 milicias u otros «grupos de odio», con miles de rostros apenas visibles.
De hecho, los actos de violencia imputados a asociaciones extremistas también están en expansión en EEUU, y desde 1995 registros de la ATF anotaron un total de 75 complots abortados u otras conspiraciones medianamente logradas.
Desde mediados de 2008 una docena de sujetos con actitudes antigubernamentales, racistas, antijudías, o integrantes de las milicias fueron acusados por crímenes de alto perfil, incluyendo asesinatos de seis oficiales de Policía desde abril último.
Uno de los grupos más activos es el que se hace llamar «ciudadanos soberanos», que esgrime la preeminencia aria y asegura que los blancos estadounidenses deben obedecer un «edicto común originario» y no los dictados del Gobierno.
De acuerdo con informes del SPLC y la ATF, la expansión de las milicias también se evidencia en la gran cantidad de armas decomisadas. Desde el año pasado, la Policía está prestando especial atención al crecimiento de estas milicias, con el consecuente trasiego de armamento en estados como Nebraska, Iowa, Idaho, Ohio, y Florida, entre otros.
Ola anti-Obama
Las amenazas son de tal magnitud que en la red social Facebook hubo una encuesta pública sobre si el presidente Barack Obama debía o no ser asesinado, hecho este que no tiene precedente en la historia estadounidense.
Esto fue seguido por un programa de radio en Florida en el que varios de los radioescuchas hablaron con desfachatez de que ya tenían las armas y que hacían prácticas de tiro para ejecutar el magnicidio.
Poco tiempo después, estos fanáticos empezaron a concurrir a los eventos públicos donde hablaba el actual presidente con armamento automático desplegado de forma provocadora y ostensible con abiertos propósitos intimidatorios.
Brian Levin director del Centro para el Estudio del Extremismo y el Odio de la Universidad de San Bernardino en California, señala que estos grupos explotan temas que tocan la fibra de la mayoría de la población. En ese sentido, muchos se cuestionan si Obama era o no realmente elegible, porque sus padres no eran norteamericanos «puros» ni patriotas.
Stewart Rhodes, ex miembro de las tropas especiales y graduado en leyes de la Universidad de Yale, lanzó a la luz pública en marzo un nuevo y un tanto siniestro grupo de odio qu se hace llamar The Oath Keeper. Esa agrupación tiene como principal característica que todos sus miembros provienen de las Fuerzas Armadas o de la Policía y reconocen como prioridad proteger a la Constitución de EEUU contra la aparición de posibles gobiernos dictatoriales o comunistas. Rhodes confiesa que su objetivo principal «es lograr captar a la mayor cantidad de gente que sepa manejar armas, porque siempre hay que tenerlos presentes en una situación de crisis o de revolución».
Los Oath Keepers son uno de los grupos potencialmente más peligrosos y agresivos en la actualidad. El director del grupo en Montana, Elias Alias, señaló insolente que ese Estado y otros deben considerar seriamente escindirse cuanto antes de EEUU para no ser gobernados por un presidente negro.
En resumen, la reactivación de los grupos de odio y de derecha extrema representa -a juicio de sociólogos- un ingrediente político de latente peligrosi- dad en EEUU, y hasta la fecha Washington no se ha pronunciado oficialmente al respecto. Hace 15 años, también el SPLC alertó a la entonces fiscal general, Janet Reno, acerca del reforzamiento del extremismo, que presentó como «un seguro para el desastre». Sólo medio año después, los seguidores de las milicias Timothy McVeigh y Terry Nichols, ambos estadounidenses de nacimiento, accionaron las bombas colocadas en el Alfred Murrah Federal Building, en Oklahoma City. La explosión segó 168 vidas e hirió a más 680 personas.