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Irujo escapó por los pelos del atasco, y pasa a otra final

A pesar de que fue un partido marcado por las tacadas, todo se jugó a un cara o cruz tras el empate a 21.

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MARTINEZ DE IRUJO 22
GONZALEZ 21

Koldo AKORDARREMENTERIA I

No hubo criminales de guante blanco ayer en Eibar. Nada de aquellos delanteros asesinos que hacen de la discreción su mayor arma, y que diseccionan a sus rivales con sigilo y mucha puntería. La cancha no era propicia para un partido inmaculado, y la participación de Irujo y Gonzalez tampoco. Sin la profundidad, precisión y limpieza del bisturí, los dos contendientes se armaron de ruidosas motosierras, protagonizando un partido brusco y sangriento, feo en ciertas fases, y vibrante en otras, pero que acabó cayendo para Juan Martínez de Irujo.

Sebastien Gonzalez quería dar continuidad a la racha que le ha permitido vencer a Irujo en los dos últimos partidos. Pero esta vez el frontón no tenía límites. No había vallado que pudiera contener la potencia de Irujo, y por ello el labortano trató de descentrar al navarro desde el inicio. Los primeros minutos fueron veloces, y la mala puesta en escena de Irujo permitió a Gonzalez llevarse la primera ventaja de la tarde (1-6).

La previsible reacción de Martínez de Irujo no se hizo esperar. Comenzó a calcular distancias, anduvo más ágil en sus desplazamientos y desconcertó a Gonzalez con sus habituales saques desde la pared. Sin embargo, la arriesgada táctica de sacar al ancho le castigó con una falta, y Gonzalez volvió a coger aire.

El azkaindarra gestionó bien la renta, y mantuvo a raya a un Irujo que todavía no conseguía insuflar gasolina en su aparato circulatorio. La chispa tenía que llegar de una manera u otra. Primero unas pequeñas estorbadas, y más tarde un par de magníficos tantos abrieron las compuertas para que la adrenalina se fundiera con la sangre en la arterias de los dos pelotaris de Aspe.

El de Ibero desplegó entonces su particular «top manta» ante los espectadores eibartarras, con una exquisita variedad de recursos ofensivos. Pero los detalles de quilates duraron pocos minutos. La elegancia desapareció, y su lugar lo ocupó la contundencia y la fuerza. En menos de cinco minutos el navarro logró un parcial de 11-0 para dominar el partido por 19-12.

Gonzalez recordó entonces lo logrado en el Atano III doce días antes. Reculó, pidió los tiempos necesarios y cortó la racha de la apisonadora navarra. Visto que Irujo podría dominarle con suma facilidad en el golpeo, volvió al juego que le hizo txapeldun. Como el tenista que sube a la red para acabar el tanto cuanto antes, el zurdo se acercaba al frontis para matar los tantos, y ahogar a su rival. Irujo comenzó a precipitarse, y llegó el empate: 19-19 primero, y 21-21 después.

Pero esta vez Irujo jugó con frialdad. Restó bien el saque de Gonzalez, y esperó el error del labortano, que acabó llegando. La efusividad en la celebración del triunfo vislumbra que el navarro tenía ganas de final, pero también de revancha.

12.000 euros ya en el bolsillo

Juan Martínez de Irujo se aseguró, solamente por llegar a la final, la nada despreciable cantidad de 12.000 euros, que puede ascender a 18.000 si se proclama campeón. Aunque para ello, deberá vencer a Aimar Olaizola, que tras el pequeño fiasco que protagonizó en el Cuatro y Medio, parece haber vuelto a coger el nivel que se le supone.

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