La población crece en la Lautada alavesa, pero no los servicios de emergencias
La Lautada alavesa mantiene los mismos recursos de emergencias que hace años. Sin embargo, la población sigue en aumento. Un niño de cuatro años ha sido la última persona en sufrir esta escasez de medios con «tintes burocráticos».
Zuriñe ETXEBERRIA I
Eran las 18.30 del pasado viernes 13 de noviembre cuando la amatxo del pequeño Odei paseaba por las calle de Araia. Pese a contar con más de 1.200 habitantes, según el último censo realizado en 2006, en esta localidad carecen de centro sanitario, médico e incluso de ambulancia. Los vecinos denuncian que tan sólo disponen de un consultorio. De pronto, el chaval de cuatro años se quedó adormilado, y en apenas tres minutos estaba inconsciente.
Angustiada, la madre salió corriendo hacia la farmacia del pueblo. Desde allí, y tras comprobar que no se trataba de un vahído a consecuencia de una fiebre alta, llamaron inmediatamente al 112 para pedir una ambulancia. La más cercana se encuentra en Agurain, a 9,5 kilómetros de distancia. Desde la sala de coordinación de emergencias, conectaron a la madre de Odei con la médico de guardia, quien al parecer le informó que estaba en Agurain con otro paciente y que no podía acudir. Le recomendó desplazarse hasta esta localidad para ser atendidos, aunque insistieron varias veces para que enviaran la ambulancia ya que el niño estaba inconsciente.
La familia del pequeño no tuvo más remedio que coger el coche y conducir hasta Agurain para ser atendidos por un facultativo. Antes de regresar a casa, decidieron asegurarse mejor y acudieron hasta Gasteiz para realizarle otro examen médico al pequeño de cuatro años. Por suerte, esta vez todo concluyó con un final feliz. Sin embargo, Kepa Gordo, vecino de Araia y miembro de Protección Civil y voluntario de la DYA en Nafarroa, volvió a revivir una angustia que hace cinco años le costó la vida a su sobrino de siete meses, por la simple y trágica razón de que la ambulancia «no llegó a tiempo».
Falta de coordinación
Este último incidente ha reabierto un debate que está muy presente entre los habitantes de la Lautada alavesa. Kepa Gordo explica que, con el paso del tiempo, los protocolos de actuación -en caso de emergencia- diseñados por diferentes instituciones como las Diputaciones o el Gobierno de Lakua se han quedado «obsoletos».
El aumento de la población y, sobre todo, del número de niños, la proximidad de la concurrida carretera N-1 o los polígonos industriales son para Gordo «factores de riesgo que aumentan la necesidad de revisar los protocolos existentes y aumentar los recursos necesarios».
Una ambulancia de soporte vital básico abastece a toda la cuadrilla de Agurain, donde según el censo de 2008 residen más de 11.442 habitantes. Sin embargo, cuando el mes pasado Odei quedó inconsciente, esa ambulancia no acudió desde Agurain a Araia. Desde Osakidetza argumentaron que ellos se rigieron por los protocolos marcados. En primer lugar, se pusieron en contacto con la médico rural, a la que mandaron un sms de alerta. Poco después, mandaron una ambulancia, pero fue entonces cuando la médico les informó que los padres del niño ya estaban de camino a la consulta, de modo que desde el Servicio Público de Salud mandaron a la ambulancia dar media vuelta. Gordo, vecino de Araia, ve «imprescindible» revisar los protocolos, aumentar recursos y mejorar la coordinación, por ejemplo con Protección Civil. Además, subraya que «resulta difícil de entender» que exista un convenio con los bomberos de Altsasu y no suceda lo mismo con las ambulancias.
Ante la escasez de servicios, los vecinos de Araia han decidido tomar las riendas. «Hemos propuesto al Ayuntamiento impartir un curso de primeros auxilios entre los vecinos de Araia», explica Gordo, aunque lamenta que «el Consistorio no lo financiará. Y resulta vergonzoso excusarse para ello en motivos económicos». GARA ha intentado ponerse en contacto con el alcalde de Araia, pero no ha recibido respuesta. No obstante, los vecinos afirman estar dispuestos a pagar el curso de su bolsillo.