El último informe trimestral de 2009 sobre la zona euro, que publica la Comisión Europea, reconoce que «la zona euro comienza una lenta recuperación económica» y advierte que la población de los países que cuentan con mayores tasas de desempleo, como es el caso del Estado español, es más propensa a reformas laborales. Liga la salida de la crisis con el fin del crecimiento de las tasas de paro, que en el Estado español son las más altas.

La Comisión Europea indica que a inicios de 2010 presentará «nuevas propuestas relativas a una nueva estrategia de coordinación de las reformas estructurales en la UE, que sucederá a la actual Estrategia de Lisboa». En este caso, precisa que «los sondeos entre la población ponen de manifiesto que la opinión pública apoya claramente la participación de la UE en las reformas en los diferentes países» y que «debería desempeñar un papel más activo».

Perspectivas dudosas

El último informe trimestral reconoce abiertamente que «las perspectivas siguen siendo, no obstante, dudosas en la medida que la economía se sostiene por las ayudas masivas liberadas por los Estados y los bancos centrales por todas partes en el mundo». A su juicio, esas ayudas «deberán reducirse a largo plazo» y dependerá de la capacidad del sector bancario «el aumentar los niveles actuales de préstamo a la economía».

Esa apuesta todavía no se ve a corto plazo, lo que unido al «aumento continuo, aunque más moderado, del desempleo constituye una fuente de inquietud social y económica». Para ello, propone las reforma estructurales destacando las que tienen que ver con el estímulo a la investigación, la innovación, la competencia y el capital humano, «ya que estos factores pueden tener efectos positivos importantes sobre el crecimiento económico y el empleo dentro de la Unión Europea».

También reclama una mayor integración del sistema bancario europeo, pero advierte que la crisis también ha enseñado que «las estrategias de financiación de los bancos deben centrarse sobre el componente de capitales propios, mientras que sus modelos comerciales deberán concentrarse más en los mercados principales» y asegura que «el sistema financiero de la zona euro podría a largo plazo ser dominado menos por los bancos, dejando paso a una financiación directa del mercado mediante obligaciones de empresas e intermediarios no bancarios». La Comisión Europea, por otro lado, aprobó ayer las ayudas dadas por el Gobierno británico para salvar el Royal Bank of Scotland (RBS), que supusieron la mayor inyección de capital público en una compañía de la historia de la Unión Europea. Fueron 27.300 millones de euros. También autorizó a Alemania a otorgar un paquete de ayudas temporales por valor de 18.000 millones de euros al banco germano Hypo Real Estate, aunque está siendo investigado por si son in compatibles.