Donde antes había «un gesto de desafección al Estado español y, en concreto, hacia la figura del jefe del Estado», ahora habrá «defensa activa de las instituciones que han permitido nuestro autogobierno y que garantizan la libertad y la convivencia». Donde antes había «una concepción nacionalista de la televisión pública», ahora hay un reconocimiento de que «el país es plural y que la televisión pública está para todos los ciudadanos y no sólo para los que piensan en clave nacionalista». Esto es «la normalidad».

Con estos argumentos defendió ayer el director general de EITB, Alberto Surio, ante el Parlamento la decisión de emitir por primera vez en la historia el mensaje de Nochebuena de Juan Carlos de Borbón. El acuerdo de retransmitir el discurso por ETB-2 fue adoptado el pasado viernes por el Consejo de Dirección de EITB y ratificado ayer por el Comité de Dirección, y será dado a conocer hoy al Consejo de Administración.

Según explicó Surio, se trata de «un gesto de normalidad institucional, de respeto a las instituciones», adoptado «teniendo en cuenta el pronunciamiento del Parlamento, de la representación legítima de la ciudadanía vasca, en favor de la emisión del discurso del Rey».

El director del ente intervino en la Comisión de Control de EITB del Parlamento a preguntas del PNV, que se mostró contrario a la emisión del mensaje navideño. Surio señaló que «puedo comprender que los sentimientos sean diversos y nadie está obligado a ver el mensaje del Rey», pero enmarcó su emisión en que «debemos entender que este marco constitucional, este ordenamiento jurídico, es el que permite que exista este parlamento, que se creara la radio televisión pública vasca y permite que las diferentes opciones y sensibilidades de este país puedan convivir en libertad».

Preguntado por el interés informativo de emitir un programa que ya ofrecen el resto de televisiones generalistas, Surio contraatacó respondiendo que «algún interés informativo debe tener» cuando algunos tienen «tanto empeño en que se hable de este tema y tanto revuelo y escándalo se arma».

A su entender, hay en las críticas un punto de exageración, pero sí admitió que la cuestión tiene un carácter simbólico. Según explicó, «durante mucho tiempo, la no emisión del mensaje del Rey la interpretaron como un gesto de desafección desde una concepción nacionalista de la televisión pública. Era un gesto de desafección hacia el Estado español y en concreto hacia la figura del jefe del Estado».

El director general de EITB enmarcó el interés informativo del mensaje navideño en «el papel de servicio público de EITB» y explicitó que «dentro del servicio público está la defensa activa de las instituciones que han permitido nuestro autogobierno y que garantizan la libertad y la convivencia».

La decisión de emitir el discurso navideño del Borbón suscitó ayer reacciones de queja de los grupos abertzales. Fue el caso del PNV, cuyo portavoz Iñigo Iturrate lo interpretó -y así se lo dijo a Alberto Surio- como un intento de «seguir `loapizando' este país».

Por parte de EA, Jesús Mari Larrazabal señaló que «es un paso más de PSE y PP en su intento de españolizar la CAV», pero advirtió del «riesgo de entretenernos con problemas pequeños como éste mientras los grandes problemas de Euskal Herria siguen sin solución».

Aralar, por su parte, optó por felicitar a todos los euskaldunes porque tendrán la opción de elegir no ver el mensaje del Rey, eligiendo ETB-1.

Empezó Unidad Alavesa

Las preguntas y reclamaciones sobre la no emisión por ETB del mensaje navideño del Rey español las inició en 1992 la parlamentaria de Unidad Alavesa María Teresa Mendaza. Desde aquella primera vez, las argumentaciones a favor y en contra no han variado. El consejero de Cultura de entonces, Joseba Arregi, explicó que no tenía interés informativo emitir un discurso que ya daban el resto de televisiones.

Luego tomó el relevo Carlos de Urquijo, del PP, que tras una primera incursión en 1995 con una pregunta, dio un paso más y en diciembre de 2000 logró que el Parlamento instara a la dirección de EiTB a emitir el mensaje. Sin embargo, como confeccionar la programación es competencia exclusiva del ente, la reclamación fue desatendida.