El ayatolá Hossein Ali Montazeri, una de las figuras más representativas del clero iraní, fue enterrado ayer en la ciudad de Qom, al sur de Teherán.

El sepelio fue seguido por una multitud -centenares de miles de personas, según varias páginas de la oposición- que abarrotó las calles de la ciudad hasta el punto de que el acto tomó forma de una gran movilización contra el Gobierno. La jornada estuvo marcada por los incidentes con la Policía y por la detención de decenas de personas.

Cargas y pedradas

Según la página web Kaleme, dirigida por reformistas iraníes, las fuerzas de seguridad cercaron la residencia del ayatolá y se enfrentaron a las personas que se concentraron ante ella, que respondieron con piedras a la carga policial.

«Montazeri no está muerto, el Gobierno es la muerte», fue uno de los gritos que arreciaron entre los asistentes, de los cuales muchos portaban pañuelos, pulseras y bufandas de color verde, identificativo de la oposición al Ejecutivo. También se corearon gritos contra el presidente, Mahmud Ahmadineyad, según las mismas fuentes.