Los hermanos Wachowski están en deuda con James McTeigue, el ayudante de dirección que les resolvió el rodaje de las escenas de acción más complicadas de sus películas. En agradecimiento le dieron su oportunidad como máximo responsable de «V de Vendetta», que no desperdició demostrando incluso un mayor talento visual que sus jefes. Seguramente por eso prefieren encomendarle proyectos menores, aunque cualquier cosa que le den, por nimia que sea, es capaz de convertirla en un auténtico espectáculo cinematográfico. Ellos piensan que con una de artes marciales es la mejor forma de mantenerlo entretenido, dejando que se defogue.

Lluvia de golpes

Quienes han visto «Ninja Assassin» aseguran que los primeros cinco minutos son impactantes, tanto, que superan en su vorágine sangrienta a «Kill Bill», de Quentin Tarantino, o a «Ichi the Killer», de Takeshi Miike. Es un prólogo en el que se muestra el poder letal del clan Ozunu, del que deserta el protagónico Raizo, quien ha sido entrenado desde niño para matar por ellos. La estella del pop asiático Rain encarna al rebelde que es considerado traidor y perseguido hasta Centroeuropa. Precisamente, una de las secuencias clave tiene lugar bajo una incesante lluvia sobre un alto edificio berlinés. Contiene elaboradas coreografías de lucha en medio de la oscuridad, situación ideal para poner en práctica las técnicas de «bullet time» ensayadas en la trilogía de «Matrix». Claro que aquí el famoso «efecto bala», que permite ver con nitidez objetos lanzados o disparados a gran velocidad, no se aplica a las armas de fuego sino a las katanas, las cuales llegan a ser manejadas por los ninjas con mayor rápidez que un misil.