El destino de un centenar de presos palestinos del millar que deberá poner en libertad Israel es lo que bloquea en estos momentos el canje que negocia con el movimiento islamista Hamas para conseguir la libertad del soldado Gilad Shalit, capturado en junio de 2006 por tres milicias palestinas en una base militar israelí en las inmediaciones de la frontera con Gaza.

Se trata de entre 100 y 130 presos a los que Israel acusa de estar directamente involucrados en la muerte de israelíes y que el primer ministro sionista, Benjamin Netanyahu, exige que sean deportados, mientras que Hamas se niega a que los presos sean trasladados fuera del territorio palestino. Además, aún bailan los nombres de algunos presos que Israel se resiste a excarcelar.

Esta contrapropuesta fue entregada ayer por el mediador alemán a líderes de Hamas, que ahora estudiarán la oferta y tratarán de coordinar su posición con la dirección en el exilio de Damasco, señalaron fuentes del movimiento islamista.

Un 52% de los israelíes apoya la liberación de sus conciudadanos «a cualquier precio», mientras que un 35% se opone a la excarcelación de palestinos condenados por «asesinato», según una encuesta conjunta del Instituto Truman de la Universidad Hebrea de Jerusalén y el Centro Palestino sobre Políticas y Opinión Pública de Ramallah.

A grandes rasgos, el canje consistiría en la excarcelación de unos mil presos palestinos en cárceles israelíes e Israel obtendría a cambio la liberación de Shalit.