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La falta de unión entre clubes y la federación española impide el desarrollo del basket femenino

La Federación Española de Baloncesto ha reducido de ocho participantes a cuatro la edición 2010 de la Copa Femenina, a celebrarse en Zaragoza los días 9 y 10 de enero. La Liga Femenina protestó y amenazó con la huelga, un farol que descubrió su insuficiente profesionalidad.

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Arnaitz GORRITI I

Dentro de lo malo, esperemos que esta experiencia nos ayude a aprender de cara al futuro», José Mari Izagirre, presidente de Hondarribia-Irun, nos habla resignado después de una convulsa semana en el mundo del baloncesto femenino, después de que la Federación Española -FEB- impusiera su criterio de reducir el número de ocho participantes de la Copa a sólo cuatro, por encima del criterio de los clubes. Y pese a ser hoy día 28, no es una inocentada.

«No es sólo que la Federación se haya salido con la suya. Al fin y al cabo, la FEB se acoge al reglamento que efectivamente pone que, si para el 30 de junio no hay una sede para disputar una Copa con ocho equipos, pues que ésta sería de cuatro. La FEB lleva años queriendo limitar la Copa a la mitad, y desde la Asociación de Baloncesto Femenino -ANBF- hemos favorecido para que se llegue a esa situación. Fíjate si ha habido tiempo desde el 30 de junio hasta ahora, pero la Asociación se ha enterado de que la Copa se disputará en Zaragoza y sólo dispondrá de cuatro equipos -Ros Casares de Valencia, Perfumerías Avenida de Salamanca, el madrileño Rivas Ecópolis y el anfitrión Mann Filter- en el último momento», dice Izagirre, resignado.

Mediada la semana pasada la ANBF emitía un comunicado en el que llamaba a renunciar a jugar en las jornadas del 19 y el 22 de diciembre como medida de protesta -adoptada por unanimidad por los 12 equipos de la Liga Femenina, unanimidad rota por el desmarque de Ros Casares- por entender como inaceptable la resolución de FEB de reducir a la mitad el número de participantes en la Copa. Dos días después la propia ANBF reconsideraba su postura desconvocando la huelga y haciendo un llamamiento a reunirse de urgencia con la FEB.

Según José Mari Izagirre, todo ello no fue más que un «farol» que terminó por dejar en evidencia al baloncesto femenino. «Una cosa es lo que se dice en las reuniones y otra la verdadera intención de ciertos clubes. Por ejemplo, el Mann Filter debe jugar en Rumanía un partido de Eurocup el miércoles, tres días antes de la Copa. Aunque apoyó la moción de buscar una Copa de ocho, ¿cómo va a querer jugar un miércoles, un día antes de empezar la Copa? Al final la ANBF lanzó un farol que no tuvo ni el compromiso de la Asociación de Jugadoras, que emitió una nota desmarcándose del comunicado. Ahora nos encontramos que la FEB no quiere ni saber nada con los responsables del ANBF; es decir, ni sentarse a conversar. De hecho, no lo reconoce ni como interlocutor».

Falta de profesionalidad

La Copa es, sin duda, el evento que mayor seguimiento tiene en el baloncesto femenino. Este 2009 el pabellón Wurzburg de Salamanca fue un auténtico éxito: 130 medios acreditados de toda Europa, una asistencia media de 5.000 espectadores y retransmisión televisiva en directo de los siete partidos que se disputaron. Todo un éxito que ha lanzado a equipos como Hondarribia-Irun que en más de una ocasión ha rozado la final, la última vez en la temporada 2006/07, en el que estuvo muy cerca de derrotar al todopoderoso Ros Casares en semifinales.

Pero lo que subyace de este caso es la insuficiente profesionalidad de un baloncesto femenino que este verano amagaba con desligarse de la FEB, en parte por saberse una mixtura de hermana pobre y mal necesario de la propia federación, en parte, siguiendo el ejemplo de la ACB, para poder desarrollar una liga de calidad de verdad en todos los sentidos. Este primer intento murió antes de nacer, ya que el profesionalismo de este deporte es un bien todavía escaso. El presidente de Hondarribia-Irun achaca ese fracaso en el intento de crear una liga competitiva fuera del mando de la FEB en no aprovechar los años de bonanza económica en crear las estructuras apropiadas.

«Al final no sólo es la Copa: es discutir el calendario, los cupos de jugadoras, las televisiones... Por ahora, lo que hay es un sometimiento total a la FEB porque equipos realmente profesionales somos muy pocos. Y para el baloncesto femenino, o acatamos las normas que nos dicta la FEB -siempre que los equipos puedan hacerlo- o nos dedicamos a otra cosa».

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