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La baja inversión ahoga al PIB japonés en el tercer trimestre, que crece menos de lo que se había anunciado

Las previsiones de noviembre auguraban un crecimiento cercano al 5% de la economía japonesa, lo que alimentó las esperanzas de una rápida recuperación de la segunda economía mundial. Los nuevos datos han hecho desaparecer por completo ese optimismo.

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Jairo MEJÍA I

Japón creció en el tercer trimestre muy por debajo de lo anunciado previamente, apenas el 1,3% a ritmo anual en vez del 4,8%, a causa de una fuerte caída de la inversión por parte de las empresas, anunció el Gobierno nipón hace unos días. Un portavoz de la Oficina del Gabinete, encargada de publicar los datos del Producto Interior Bruto (PIB), explicó que esa fuerte variación se debió a que las inversiones de capital se contrajeron un 2,8% frente al trimestre anterior en lugar de crecer un 1,6%, como señalaba el informe preliminar.

Según fuentes del Gabinete, la revisión del PIB japonés se realiza incorporando nuevos datos disponibles sobre sus principales componentes, como consumo privado, inversiones o balanza comercial, mientras que el primer dato preliminar se basa en estimaciones. Esta moderación en la senda de recuperación iniciada por Japón en el segundo trimestre muestra que las grandes empresas manufactureras invirtieron mucho menos de lo que se creía en plantas o bienes de equipo y pone de manifiesto un frenazo en la locomotora productora japonesa.

Puede volver a la recesión

Los datos revisados hoy por el Gobierno, con respecto a lo anunciado previamente en noviembre, recortan el crecimiento de Japón en el segundo trimestre consecutivo que había conseguido crear riqueza y elevan los miedos de que el país pueda volver a la recesión por la fortaleza del yen y la deflación.

Estos dos problemas son los que hacen que las empresas recelen en sus inversiones, ya que una moneda fuerte perjudica a sus exportaciones y a la repatriación de sus beneficios, mientras que la caída de los precios reduce los ingresos e impide embarcarse en planes de crecimiento. Toyota, uno de los grandes fabricantes nipones, recortará sus inversiones a finales del año fiscal, en marzo, en 70.000 millones de yenes (580 millones de euros), mientras que Sony continuará reduciendo costes y personal para salir de las pérdidas.

Con respecto al trimestre inmediatamente anterior, el crecimiento del PIB nipón en el período julio-septiembre fue de un 0,3 por ciento, frente al 1,2 por ciento de aumento anunciado a mediados de noviembre. Los analistas de la agencia local Kyodo ya esperaban una revisión a la baja del dato de crecimiento de la segunda economía mundial, después de que el dato provisional para el tercer trimestre superara las previsiones.

Los números provisionales habían sido recibidos positivamente por el nuevo Gobierno del Partido Democrático (PD), que hizo historia al ganar las elecciones del 30 de agosto con nuevos planes para salir de la crisis, pero en el último mes la sombra de la recesión ha lastrado la popularidad del nuevo Ejecutivo. Con el fin de sostener el frágil crecimiento, el Gobierno de Yukio Hatoyama presentó el día 9 su primer plan de estímulo de 7,2 billones de yenes (55.385 millones de euros) para incentivar el consumo de automóviles, electrodomésticos o electrónica y mejorar así los resultados de las multinacionales niponas. Muchos expertos no creen que este plan, el cuarto que amplía el presupuesto desde que empezó la crisis, tenga efectos positivos a largo plazo en una economía con graves problemas en sus cuentas. Según reconoció el ministro de Finanzas, Hirohisa Fujii, la situación presupuestaria de Japón es «extremadamente grave», ya que su deuda pública sigue aumentando para poder financiar los planes contra la crisis y ya casi duplica el volumen de su PIB.

De momento el gasto de las consumidores japoneses, responsable del 60% del PIB, crece moderadamente gracias a los programas de subsidios a la compra, lo que mantiene vivo el crecimiento de la economía nipona. En el tercer trimestre del año el consumo aumentó un 0,9%, según el dato revisado ligeramente al alza, pero los economistas dudan de que esa tendencia se pueda mantener sin inyecciones de dinero público.

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