Las autoridades estadounidenses se preguntaban ayer sobre las condiciones en las que Omar Faruk Abdulmutallab planeó hacer volar el vuelo entre Amsterdam y Detroit, pero evitaron mencionar cualquier relación de este ciudadano nigeriano con Al-Qaeda.

«No hay nada que indique que el intento de atentado contra el vuelo 253 Amsterdam-Detroit forme parte de un complot más grande, pero la investigación continúa», declaró a la CNN la ministra estadounidense de Seguridad Interior, Janet Napolitano.

Abdulmutallab, un nigeriano musulmán de 23 años, hijo de un rico banquero y brillante estudiante, fue interrogado por el FBI tras su arresto después de que el Airbus de la compañía Northwest Airlines aterrizase en Detroit.

Fue acusado ayer por la Justicia federal estadounidense de doble tentativa de «destrucción de un avión de línea e introducción en su interior de un explosivo».

El joven afirmó que había sido entrenado por miembros de Al-Qaeda en Yemen, donde, según su familia, estuvo este verano.

Según Napolitano, «es todavía demasiado pronto para especular sobre las eventuales relaciones entre el autor del atentado frustrado y Al-Qaeda».

Desde su lugar de vacaciones en Hawaii, el presidente de EEUU, Barack Obama, reclamó que se revise la lista de personas que deben ser vigiladas en los aeropuertos, reveló en ABC su portavoz, Robert Gibbs.

Abdulmutallab, cuya radicalización fue advertida a EEUU en noviembre por su propio padre, figuraba desde entonces en una lista de 550.000 nombres, pero no se le prohibió volar a EEUU ni se consideró que debía ser especialmente vigilado en los aeropuertos.

Gibbs destacó que los procedimientos puestos en marcha tras los atentados del 11 de setiembre de 2001 «hace ya años que están viejos» y añadió que Obama quiere que se aclare cómo alguien con un material tan peligroso como la pentrita pudo subir a un avión en Amsterdam».