Treinta personas murieron ayer en Irak, donde los insurgentes atacaron de nuevo las instituciones del Estado en dos atentados coordinados contra la sede de las autoridades locales de Al-Anbar.

En Ramadi, la sede del Consejo Provincial de Al-Anbar fue objeto de dos atentados, que provocaron 30 muertos y más de 30 heridos, entre ellos el gobernador de la provincia.

Estos atentados muestran un nuevo cambio de estrategia de la resistencia iraquí, que ataca símbolos del Estado a dos meses de las elecciones legislativas para tratar de desestabilizar al Gobierno.

Las autoridades locales acusaron inmediatamente a la red Al-Qaeda de ser la responsable de los atentados suicidas.

«Quienes han cometido estos ataques terroristas son los intrusos y los extremistas», afirmó a France Presse el vicegobernador, Hekmat Jalaf, en alusión a Al-Qaeda. También acusó a las fuerzas de seguridad iraquíes de estar infiltradas.

«Estoy consternado por la debilidad de los servicios de seguridad que tienen infiltraciones», añadió.

El primer ataque fue un atentado suicida con coche bomba que explotó en una intersección cerca de la entrada abarrotada de la sede de la Gobernación. Treinta minutos más tarde, el gobernador y otras autoridades acudieron a inspeccionar el lugar. En ese momento, estalló el segundo artefacto.