Raimundo Fitero
Buena y mala
Como en todo cuento, chiste o chascarrillo, tenemos una buena noticia y otra mala, ¿por cuál empezamos? Por la buena: se acaba «Pásalo». ETB-2 se libera de uno de esos programas que ha mantenido un buenísima media de audiencia, que ha ocupado con señorío la tarde de lunes a viernes y durante todo el año, por el que han pasado cientos de colaboradores, pero que siempre nos ha parecido una experiencia de tercera categoría. Los dos últimos presentadores nos provocaban reacciones incontrolables. Es pasar zapeando y sentir calambres y si nos deteníamos por cuestiones de obligación profesional acabábamos gritando, porque el conductor masculino era telegénicamente hablando, muy agresivo, pero es que sus formas, maneras, y sus intervenciones nos remitían siempre a un tiempo pretérito, a un estilo de televisión local, o dicho de otro modo, que habían conseguido rebajar al máximo la entidad de esa franja horaria y la habían convertido en un tiempo gris, previsible, rematadamente representativos de un tipo de oferta televisiva amorfa, populista, mezclando asuntos de gran contenido social, con las banalidades más infectas por lo que todo acaba contaminado.
Por lo tanto el que desaparezca de la parrilla del ente público vasco debe considerarse como una buena decisión, como un signo de cambio, ya que tenían hipotecadas tres horas diarias, mostrando una cara de Euskadi bastante grosera. Aplaudimos, descansamos, les deseamos lo mejor a todo el equipo, les reconocemos que pese a nuestra opinión eran rentables en audiencias, pero no verlos durante un tiempo, va a ser un descanso para muchos.
Y ahora viene la mala noticia. Les va a sustituir Antxon Urrusolo. Sí, parece confirmado. Es lógico. Este hombre ha dado buenos programas al ente, nadie lo debe olvidar, otra cuestión es que si su tiempo televisivo es de estos momentos o está desfasado. No nos huele bien. No lo vemos en la tarde. Seguramente arrancará espectacularmente y se irá desfondando como han sido sus últimas experiencias. Y su derivación ideológica es tan evidente y mantenida en otros medios que parece la cuota Basagoiti. Ya tenemos algún motivo de inspiración constante.