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La película más autobiográfica de los hermanos Coen

«Un tipo serio»

Los Coen realizan por primera vez una película de inspiración autobiográfica, en la que recrean la época y el ambiente localista en que crecieron, en su Minnesota natal. Aprovechan la ocasión para hacer una caricatura de la comunidad judía, tema que no interesa a los productores de Hollywood. A pesar de los Óscar obtenidos con «No es país para viejos», han tenido que manejar un presupuesto reducido y un reparto de actores totalmente desconocidos.

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Mikel INSAUSTI |

Joel y Ethan Coen están metidos en media docena de proyectos a la vez, lo que puede despistar incluso a sus seguidores más fieles. Todo el mundo esperaba que después de «No es país para viejos» siguieran explotando el filón literario con otra adaptación importante, pero han preferido volver al puro cine con una obra más personal. Lo del novelón le dejan para más adelante, ya que entre sus planes está poner en escena un texto de Michael Chabon sobre disputas territoriales en Alaska. Tampoco se olvidan de su amigo George Clooney y del humor negro que les caracteriza, y así volverán a reunirse en la comedia «Hail Caesar», sobre los problemas de una compañía teatral que en los años 20 trata de poner en pie el repertorio de Shakespeare.

La razón que esgrimen los Coen para justificar su decisión de rodar una película más barata, con la que combatir la resaca de los Óscar, es que hasta ahora no tenían la necesaria perspectiva temporal para hablar de sus orígenes. Siendo como son unos cincuentones ya se sienten suficientemente maduros para mirar hacia el pasado. Lo más increíble es que las estatuillas doradas no les han servido para encontrar inversores, motivo por el que han preferido trabajar con actores desconocidos, abaratando costes.

Más paciencia que el santo Job

El no contar con dinero para contratar estrellas de renombre no ha sido un problema, porque Joel y Ethan consideraban que el reparto coral debía de salir de la propia comunidad judía de Minnesota, para que así la tipología del lugar resultase más auténtica e identificable. La única excepción es la del protagónico Michael Stuhlbarg, quien puede ser el gran descubrimiento de «Un tipo serio». Es una actor de la escena teatral neoyorquina, al que su papel del paciente Larry Gopnik le puede facilitar su pasaporte al cine.

El personaje está inspirado en el bíblico Job, al que Yaveh obligó a soportar estoicamente todo tipo de padecimientos. Se trata de un profesor de Física en la universidad que va a ser víctima de la teoría de la relatividad y de los principios de incertidumbre, pues su vida se convierte en un experimento para explicar el catastrofismo cotidiano y familiar, sin que las consultas a los rabinos le ayuden a resolver su situación.

Los 60 no cambiaron el mundo

Las enseñanzas hebraícas nunca fueron el fuerte de los hermanos Coen, cuyo desconocimiento de la Toráh queda patente en el prólogo, que es inventado porque no conocían ningún cuento tradicional judío. Ellos se lo toman a broma, siendo su alter ego el hijo del protagonista, un chico que hace novillos en la escuela hebrea a la que le manda su padre.

El infortunio de este hombre, al que los suyos se le rebelan, implica una reflexión sobre la dinámica social de los años 60, que fueron unos tiempos de cambio traumático para la generación anterior, aunque finalmente tuvieron tiempo de comprobar que las aguas siempre vuelven a su cauce, a medida que esos hijos jóvenes se iban haciendo mayores y claudicaban en muchas de sus grandes aspiraciones.

El bautismo de los hermanos coen en el western con «valor de ley»

Los Coen llevan 25 años rodando películas y ya iba siendo hora de que se decidieran a tocar el western. Y a fe que no han elegido mal, porque «Valor de ley» contiene uno de los mejores argumentos de la historia del género. Spielberg es el productor y ya se ha apresurado a declarar que no es un remake del clásico dirigido por Henry Hathaway en 1969, sino una adaptación libre de la novela de Charles Portis en que se basaba. El trío estelar anunciado promete, con Jeff Bridges en el papel inmortalizado por John Wayne, además de Josh Brolin y Matt Damon. M. I.

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