GARA > Idatzia > Iritzia> Editoriala

Se impone la agenda de los securócratas

Dentro de las expectativas razonables que cabía albergar respecto a Barack Obama, estaba la de que sería capaz de revertir la tendencia de su predecesor a convertir todo debate político en un dilema moral entre seguridad y libertad. Aunque sólo fuese por reacción, al menos para marcar diferencias, quizá de manera tímida... muchos de los liberales y progresistas que le votaron y quienes desde la izquierda mundial le concedieron el beneficio de la duda pensaron en un principio que si George W. Bush había hecho de la «guerra contra el terror» su bandera y de la «seguridad» el principio rector de su mandato, Obama intentaría plantear una alternativa, un marco político distinto basado en mayor democracia y una defensa clara de las libertades civiles y políticas. No en vano, todos aceptaban que su elección era a partes iguales un voto en su favor y un voto contra la Era Bush.

Los primeros pasos dados en torno a la tortura y a Guantánamo generaron cierta ilusión, pero lo cierto es que los pasos que siguieron a aquellos -empezando por el no enjuiciamiento de los responsables- evidenciaron no sólo que no pensaba cambiar realmente de dirección, sino que sin una mayor determinación no sería posible desandar lo andado en el recorte de libertades y derechos a nivel mundial. Sus últimas decisiones en relación a la ocupación de Afganistán muestran que ya ha perdido la batalla interna y que, probablemente, eso le lleve a perder también esas otras guerras externas.

En ese contexto ha de entenderse la introducción de nuevos mecanismos de control social en las sociedades occidentales, de los que los escáneres corporales son los últimos y más llamativos pero, desgraciadamente, no los únicos. La UE ejerce en este terreno funciones de delegado regional del Atlantismo. Todo el mundo es consciente de que estas medidas no van a solucionar ni siquiera el problema de la seguridad. No todo el mundo parece consciente de lo que cuesta recuperar libertades una vez que se han perdido. Quizá ni Obama era consciente.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo