Catástrofe en Haití
Un devastador seísmo de siete grados deja decenas de miles de muertos
Un terremoto de 7,0 grados de magnitud en la escala de Richter devastó el martes Haití, en una de las peores catástrofes sufridas por este empobrecido país, que arrasó Puerto Príncipe, incluidas las sedes del Gobierno y de la ONU. El epicentro se registró a 15 kilómetros de la capital. El Instituto Geofísico de EEUU registró 30 fuertes réplicas. El primer ministro, Jean-Max Bellerive, vaticinó que el número de fallecidos podría superar los cien mil.
Clarens RENOIS | PUERTO PRÍNCIPE
Cuerpos sin vida e incontables heridos llenaban ayer las calles de Puerto Príncipe, mientras que el país se preparaba para afrontar un balance espantoso. El primer ministro, Jean-Max Bellerive, avanzó a la cadena CNN que los fallecidos podrían superar los cien mil.
En declaraciones efectuadas por la mañana al periódico estadounidense «Miami Herald», el presidente, René Préval, afirmó que el panorama de la capital era «inimaginable». «El Parlamento se ha derrumbado. La oficina de rentas, las escuelas y los hospitales también», resaltó.
«Camino por encima de cuerpos sin vida. Mucha gente se encuentra debajo de los edificios. Necesitamos apoyo. Necesitamos ayuda. Necesitamos ingenieros», añadió la primera dama Elisabeth Préval, que calificó la situación de «catástrofe». Ambos se salvaron del desplome del palacio presidencial.
El seísmo, de 7,0 grados en la escala de Ritcher, se produjo el martes a las 16.53 hora local a tan sólo 15 kilómetros de la superpoblada capital. El temblor se sintió hasta en Cuba.
En la República Dominicana, con la que Haití comparte la isla de La Española, también se notó en «todos los rincones. No se ha reportado ningún daño, pese a que hemos monitoreado los lugares más vulnerables», señaló Luis Luna Paulino, director dominicano de Defensa Civil.
El Instituto Geofísico de Estados Unidos registró hasta una treintena de fuertes réplicas, que en algunos casos alcanzaron los 5,9 grados de magnitud, y no descartó nuevas ni, incluso, otro terremoto. La sacudida principal duró unos minutos, en los que los vehículos saltaron por los aires y una nube gris de polvo cubrió la capital, de poco más de dos millones de habitantes. La corriente eléctrica quedó cortada y las comunicaciones colapsadas. Miles de habitantes comenzaron a deambular topándose en cada esquina con imágenes terroríficas de muerte y desolación. «El centro de Puerto Príncipe está destruido, es una verdadera catástrofe», destacó un superviviente.
Horas después del impacto del terremoto, el humo seguía cubriendo las ruinas de una ciudad irreconocible por la destrucción. Sus más emblemáticos edificios -la sede presidencial, la catedral, el Parlamento, varios ministerios y el lujoso hotel Le Montana, entre otros- quedaron reducidos a la nada. Cerca de 200 personas estarían sepultadas en este hotel, según el secretario francés de Cooperación, Alain Joyandet.
En Petion Ville, un edificio de tres pisos se vino abajo. En una entrevista a la cadena británica BBC, Carel Pedre, periodista residente en este distrito -situado en el este de la capital y uno de los más ricos y con una gran actividad turística-, relató que al menos cinco grandes edificios se habían venido abajo.
Insistió en que necesitan con urgencia «ayuda internacional. Necesitamos alimentos, medicinas, ropa, agua, ingenieros. Tenemos todo un país que reconstruir de la nada».
En esta zona viven la mayoría de diplomáticos y funcionarios de Naciones Unidas.
«La mayor parte de la sede de la Misión de Estabilización de la ONU ha quedado derruida. Hay mucha gente bajo las ruinas, tanto muerta como herida», explicó a AFP un trabajador de la organización. Horas más tarde, la portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Elisabeth Byrs, informó que entre 115 y 200 trabajadores extranjeros de la ONU estaban desaparecidos.
Diplomáticos estadounidenses vieron «numerosos cadáveres en las calles y sobre las aceras, que quedaron hechas pedazos. Evidentemente, hay muchos muertos», comentó Philip Crowley, del Departamento de Estado de EEUU.
La UNESCO tampoco tenía noticias de sus 14 empleados.
Frank Williams, de la organización humanitaria World Vision, resaltó que numerosas arterias quedaron bloqueadas por el derrumbe de edificios, lo que dificultaba las labores de rescate en la nación más pobre del hemisferio occidental y menos equipada para responder a un desastre de esta magnitud.
«Hay brigadas de socorro posicionadas en diferentes lugares del país, pero el desafío consiste en llevarlas hasta donde las necesitan porque las vías están cortadas», incidió.
«La gente está sola, porque la Policía también es víctima. La gente se está intentando ayudar los unos a los otros. No hay una fuerza organizada para ayudarlos», corroboró Pedre. Con la escasa ayuda de las linternas intentaban encontrar al mayor número de personas.
Kristie van de Wetering, cooperante de Oxfam, calificó el panorama de «muy caótico. Podemos oir a la gente pidiendo ayuda desde todos los rincones. Se están produciendo réplicas y la gente está muy nerviosa».
Médicos sin Fronteras informó que sus instalaciones de asistencia sanitaria en Puerto Príncipe resultaron dañadas. Ese es el caso del centro de traumatología Trinidad, donde el personal de la ONG se esforzaba por seguir atendiendo a los pacientes ingresados y por acoger a heridos en el temblor.
En la Maternidad Solidaridad, que cuenta con 75 camas en la capital, las embarazadas y los recién nacidos tuvieron que ser «evacuadas por precaución debido a los importantes daños en la estructura».
El portavoz de la Cruz Roja Haitiana, Pericles Jean-Baptiste, admitió que estaban superados por la situación. «Hay demasiadas personas que necesitan ayuda y carecemos de material y de perros expertos en la búsqueda de desaparecidos», lamentó.
Desde Suiza, Jean-Luc Martinage, uno de los portavoces de la Federación Internacional de la Cruz Roja, advirtió que «Haití requiere de una operación de ayuda internacional masiva».
La tragedia no se limitó al centro y alrededores de Puerto Príncipe. En el momento del seísmo, Emmet Murphy, delegado en Haití de la ONG ADCI/VOCA, estaba en Jacmel, a 40 kilómetros al sur de la capital. «La devastación es total aquí. Parecía que se iba a hundir el monte. Personalmente, tengo la suerte de estar vivo», comentó a AFP.
La comunidad internacional, que hasta ahora ha mantenido a Haití en el olvido, prometió el envío urgente de ayuda -cirujanos, enfermeros, sicólogos y personal logístico, así como hospitales de campaña, quirófanos, tiendas de hospitalización, paquetes básicos para familias-.
El presidente de EEUU, Barack Obama, aseguró que la intervención de su país será «rápida, coordinada y enérgica» y que la ayuda llegará en las próximas horas. «Estamos comenzando ahora a evaluar la extensión de la devastación, pero las informaciones y las imágenes que estamos viendo de los hospitales colapsados, los hogares destruidos y las mujeres trasladando a sus vecinos heridos son realmente desgarradoras», declaró.
Su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se mostró «muy preocupado», mientras su ministro de Defensa exhortó a los soldados brasileños desplegados en la isla a «reducir el sufrimiento de la población».
El secretario general de la ONU Ban Ki-moon, remarcó que lo ocurrido exige un serio esfuerzo de auxilio y prometió visitar el lugar «lo antes posible».
El Gobierno de la República Dominicana ordenó reforzar los controles en los principales puntos fronterizos con Haití para impedir una posible oleada de inmigrantes haitianos.
Desde su exilio sudafricano, el ex presidente de Haití Jean-Bertrand Aristide envió a sus compatriotas sus condolencias ante una «tragedia que desafía al entendimiento, que te deja sin palabras y que provoca la mayor compasión y solidaridad».
Cerca de 30.000 personas fueron evacuadas durante al menos dos horas a lugares altos en la localidad oriental cubana de Baracoa en la noche del martes, debido a la alerta de tsunami que siguió al terremoto que ha devastado Haití.
El seísmo del martes es el primero que causa graves consecuencias en la isla caribeña en los últimos años, pero se une a una trágica serie de catástrofes naturales que ha sufrido Haití en los últimos años, la mayor parte causadas por el paso de huracanes y que han dejado miles de muertos y desaparecidos y cientos de miles de damnificados. La isla ha sido devastada por graves inundaciones tras el paso de huracanes y tormentas tropicales. Las más graves provocaron la muerte de 2.000 personas en noviembre de 1994 y de 1.330 más, en setiembre de 2004. En el verano de 2008, Haití sufrió el paso sucesivo e intercalado de dos tormentas tropicales y huracanes que causaron 800 muertos, la desaparición de 300 personas y pérdidas millonarias.GARA