Piratas en Somalia
2010 será el peor año en el océano índico
Mientras los oficiales de guerra de medio mundo se felicitan por su «éxito» contra los piratas somalíes, los responsables locales y expertos alertan del número creciente e imparable de voluntarios que tratan de ingresar en las filas de los filibusteros. Ahora mismo, son once los buques en poder de los piratas.
Mustafa HAJI ABDINUR
El 10 de diciembre, la fuerza europea antipiratería Atalanta -que ayer mismo propuso mejorar la comisaria de Pesca, María Damanaki,- reunía a sus principales comandantes para celebrar «un año de éxitos» contra los piratas. Sin embargo, para los piratas 2009 marcaba un punto y seguido en la extensión de sus operaciones en el Índico, del Golfo de Adén hasta las mismas aguas del archipiélago de las Seychelles.
«Son muchos los milicianos que vienen cada día a ingresar nuestras filas y esa es una de las razones del número creciente de ataques», explica a AFP Abdi Yare, pirata de la localidad de Harardere, una especie de capital regional de la piratería situada a 300 kilómetros de Mogadiscio. De hecho, lo único cierto es que la temporada ha sido fructífera: los piratas somalíes mantienen secuestrados hoy día a 11 buques y cerca de 270 marineros. «Un centenar de nuestros soldados están ahora mismo de caza», explica Abdi Yare, que añade que «es un gran número teniendo en cuenta las condiciones climáticas adversas en estos días». De ahí que augure que ese número «aumentará aún más cuando caiga la intensidad de los vientos».
Aunque sea repartidas entre muchas personas, los rescates se cifran en millones de dólares y alimentan las «vocaciones» en un país sumido en una guerra civil desde 1991, donde desempleo y pobreza son endémicos.
«Los jóvenes ociosos escuchan hablar de enormes rescates y ése es el único incentivo que necesitan para sumarse a sus filas», afirma, preocupado, Mohamed Abdul, un notable de Harardere. En 2007, eran suficientes un gancho, algunos Kalashnikov y un pequeño bote para lanzar un asalto a uno de los 20.000 buques que pasan cada año en el Golfo de Adén, una de las principales rutas del comercio marítimo mundial.
La amenaza de la piratería ha provocado el despliegue de un ejército formado por más de 15 países, la mayoría concentrados en el Golfo de Adén. Pero los piratas se han adaptado llevando sus ataques más al este en el Océano Índico. «Realmente, nadie nos persigue. Nuestros hombres van a la captura de los buques en las mismas narices de los buques de guerra extranjeros», proclama, fanfarrón, Hassan Ganey, otro pirata con base en Harardere: «Cuando ves a los buques de guerra extranjeros, simplemente cambias de ruta; no nos siguen». Gure, aprendiz de pirata de 23 años, añade que «el negocio está floreciendo. Haces amigos de verdad, capturas un barco sin disparar un solo tiro y unas semanas más tarde tocas el dinero».
Qare Farah, jefe de una armada somalí embrionaria, confirma esta creciente popularidad, señalando que «en pocos meses han registrado un aumento de casi el 50% en el número de jóvenes que se dedican a la piratería». Muchos de ellos se enrolan para una única expedición, lo que hace difícil estimar el número total de piratas en Somalia. Todo son estimaciones: los propios piratas dicen ser 500 en la región de Hobyo y Harardere.
Esta última localidad costera se ha transformado en un paraíso de la piratería. «Muchos no conocen el mar, así que no se atreven a salir cuando hay mucho oleaje, como ahora, pero cuando el tiempo mejore, cientos de ellos se embarcarán», vaticina Mohamoud Adán Tuke, un anciano que predice que 2010 será «el peor año en el Índico».
Maran Centaurus
El arranque, desde luego, ha sido «espectacular» para los intereses de los piratas: tal y como informa Jean-Marc Mojon, el lunes fue liberado el mayor buque secuestrado hasta la fecha, el superpetrolero griego Maran Centaurus, con 28 tripulantes y una carga de 2 millones de barriles de petróleo. Y fue liberado, según las fuentes, tras un pago de entre 3,8 y 4,8 millones de euros, la mayor cantidad nunca pagada a unos piratas en estas aguas. Los piratas llegaron incluso a jactarse de haber entregado 500.000 dólares a la tripulación por su «buena cooperación». Y ésta, al parecer, no fue una «buena idea», porque enfureció a otro grupo de piratas que, según las fuentes consultadas por France Press, lanzaron cuatro de sus lanchas contra el petrolero griego para intentar conseguir parte del dinero pagado. Todo derivó en un choque entre piratas, pero no sólo entre piratas, porque tres helicópteros procedentes de uno de los buques de guerra que patrullan la zona repelieron a los filibusteros «rivales» para que la entrega del rescate pudiera hacerse con «seguridad».
En 2009, los piratas atacaron 217 barcos y secuestraron 47 (111 ataques y 42 secuestros en 2008). El porcentaje de ataques con éxito se reduce por la presencia militar extranjera, pero sin medidas de desarrollo y el pago de licencias de pesca por parte de las flotas extranjeras Somalia seguirá en la miseria, y la piratería continuará siendo una opción.
Sólo dos de los 16 tripulantes del «Alakrana» han pedido personarse como acusación particular en la causa abierta contra dos supuestos piratas que participaron en el secuestro. La Audiencia Nacional ha admitido su petición.