El Índico se prepara para un 2010 más cruento
Mientras los comandantes de la fuerza europea antipiratería Atalanta se felicitan por «un año de éxitos» en la lucha contra los piratas en el Índico, once buques permanecen secuestrados y 270 marineros se encuentran privados de libertad. Y mientras la futura comisaria de Pesca, la griega María Damanaki, propone la ampliación de la misión europea de protección armada a los barcos pesqueros comunitarios (actualmente protege solamente a los mercantes), los piratas hacen balance de un ejercicio más que rentable: 217 barcos atacados y 47 secuestros. El último de los buques liberados, un superpetrolero griego con 28 tripulantes y 30 millones de barriles de crudo, ha reportado a sus captores entre 3,8 y 4,8 millones de euros.
A pesar de lo que digan los responsables militares europeos, todo parece indicar que 2010 será un año todavía más cruento en el panorama que afecta a la navegación y pesca desde el Golfo de Adén hasta las mismísimas Seychelles. Y lo será porque las «hazañas» de los piratas corren como pólvora seca entre la población somalí, especialmente entre los más jóvenes, que ven en la piratería la única opción de escapar de una vida hundida en la pobreza extrema y marcada por un futuro inexistente. Poco les importan las amenazas de Occidente, porque muy poco es lo que tienen que perder.