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Crónica | Ferias de relojería

Ginebra se convierte en Meca de los coleccionistas de relojes

Los relojeros suizos artesanos tienen esta semana un inmejorable escaparate para presentar el fruto de su trabajo, auténticas obras maestras en muchos casos. Ginebra acoge la feria de relojería independiente que, junto al Salón de Alta Relojería que se celebra también estos días, ejerce de imán para miles de personas que adoran el sonido del tic-tac.

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Y es que coleccionistas de relojes de todo el mundo recalan estos días en la citada ciudad suiza con motivo de la celebración de la Feria de relojería independiente. En ella, hasta 38 firmas artesanales que no pertenecen a los principales conglomerados del mercado relojero exponen a la vista de todo el mundo sus piezas más exclusivas, con modelos que cuestan hasta 200.000 euros.

Las piezas de mayor valor se componen de relojes cubiertos completamente de diamantes e impulsados por mecanismos conocidos como «tourbillones», que compensan el efecto negativo producido por la gravedad en la marcha del cronógrafo.

Según uno de los expositores, las grandes marcas ofrecieron anteriormente este tipo de reloj a un precio desproporcionado, aprovechando la bonanza económica, cuando la relojería independiente lo vendía a menor precio y con mayor calidad.

De acuerdo con Alexis Gouten, de la marca artesanal Badollet, la inclusión o no diamantes carece de importancia, pues lo que cuenta es «lo que hay dentro», su motor, lo que le hace moverse y su complicación, lo que «trae de nuevo» al mundo de los relojes.

Mayor visibilidad

Estos relojeros artesanos, que se resisten a vender su negocio a las grandes corporaciones del sector, ofrecen mayor creatividad, innovación y flexibilidad a clientes con dinero que ya tienen una colección y quieren algo nuevo. Sin embargo, tal y como declaró el lunes a la agencia a Efe Nikolas Parser, de la firma Cecil Purnell, los relojeros independientes carecen de «estructuras para la mercadotecnia», y tampoco es su intención tenerlas, sino que al ser «más pequeños y más artesanales», deben centrarse mucho en el producto, con todas sus piezas «cien por cien suizas».

A este respecto, los organizadores de este novedoso salón destacan que la feria trata de ofrecer «mayor visibilidad» a las compañías más artesanales, dado que cuentan con menos medios publicitarios que otras grandes marcas.

Así, la muestra alberga a relojeros con enorme tradición en el sector, con compañías fundadas en 1630 y por familias de relojeros que han ido transmitiendo su vocación de generación en generación, así como a nuevas casas, que representan la relojería del siglo XXI.

Además, esta primera feria de relojeros independientes, que permanecerá abierta hasta mañana, coincide esta semana con la celebración en Ginebra del vigésimo Salón de la Alta Relojería, con la presencia de varias de las mayores cadenas del sector.

De esta forma, la ciudad suiza se convierte estos días en la capital mundial de los aficionados a los cronógrafos de lujo, pues los organizadores del salón independiente de relojería esperan una afluencia de 2.000 visitantes llegados desde todo el planeta.

 

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