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Educación aclara a los centros escolares que el WiFi es inocuo

El Plan Eskola 2.0, que supondrá la próxima adaptación a las nuevas tecnologías de los centros escolares de la CAV, incluye entre sus medidas la instalación de tecnología WiFi en las aulas, de tal forma que los alumnos puedan acceder a Internet con sus portátiles sin necesidad de cables. Educación ha tenido que aclarar a través de una misiva que este sistema es totalmente inocuo para la salud.

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Joseba VIVANCO

La consejera de Educación de Lakua, Isabel Celaá, visitará en las próximas fechas uno de los 386 centros escolares donde se utiliza la conexión inalámbrica WiFi, para comprobar in situ los niveles de ondas que emite este sistema de comunicación del que se beneficiará todo el alumnado de 5º de Primaria, una vez se les dote de ordenadores portátiles dentro del programa Eskola 2.0. Fue un compromiso adquirido ante las dudas planteadas por algunos colectivos adscritos a la Coordinadora Vasca de Afectad@s por los Campos Electromagnéticos (EKEUKO/COVACE).

Representantes de esta plataforma expusieron en el propio Parlamento de Gasteiz sus temores ante esta tecnología. Lo hicieron en una comparecencia a mediados de diciembre, en la que reclamaron el aplazamiento de un año en su instalación en las aulas, «hasta que se confirme que estos dispositivos no son dañinos para la salud».

Covace considera arriesgado implantar una tecnología que, pese a respetar la legislación europea en cuanto a radiación electromagnética, asegura que supone un riesgo, pues, según argumenta, la actual norma está desfasada. Así, denuncia que la radiación de una antena WiFi en un aula puede superar hasta en 500 veces la recomendación de los organismos internacionales, especialmente con todos los equipos conectados y descargando datos al mismo tiempo.

A juicio de esta coordinadora, la radiación de una antena WiFi en un aula es superior a la que puede generar una antena de telefonía móvil a un centenar de metros. «No es cierto que la radiación sea insignificante; en la escuela los niños serán irradiados, quieran o no», denunció ese día su portavoz, Irune Ruiz de Zamakona.

Covace criticó que el Departamento de Educación ha hurtado a la comunidad educativa el debate sobre la conveniencia de esta tecnología. Reclamó, por ello, que se abra esa discusión y que Educación informe a los centros sobre los posibles impactos del WiFi. «Internet en las aulas sí, pero sólo mediante cableado», defendió.

Para defender su tesis, Covace inició una campaña informativa dirigida a las asociaciones escolares de padres y madres, mediante una carta en la que se les asegura que «las microondas y, sobre todo el WiFi, que afecta predominantemente al cerebro y sistema nervioso, pueden producir, en algunas personas, déficit de atención, estrés, hiperactividad, irritabilidad, problemas de concentración y memoria...», entre un largo etcétera de síntomas. Y les cuestiona: «¿Es ése el entorno de aprendizaje que queremos en las aulas para nuestros hijos/as?».

Respuesta de Educación

La consejera Isabel Celaá tuvo que responder ante el Parlamento de Gasteiz que el sistema es seguro. Sin embargo, en muchos centros escolares las familias más inquietas están planteando dudas sobre el mismo, algo que se puede trasladar a sus órganos representativos.

Algunos de esos centros se han dirigido a Educación para que les aclare la veracidad o no de esas advertencias. Y Educación ha respondido con una carta en la que sale al paso de, afirma, «los comentarios alarmistas difundidos respecto a los presuntos riesgos por la utilización de conexiones inalámbricos en el programa Eskola 2.0».

Esta conexión WiFi funciona «eficazmente» en 386 centros educativos y ha sido también utilizada en otros programas como el Ikasys, que se desarrolla desde hace dos años con alumnado de 2º curso de Primaria en 17 ikastolas. «En ningún caso se ha detectado ninguna anomalía», defiende la misiva. El control de este sistema implica también mediciones bianuales, que hasta la fecha indican que «las emisiones de las estaciones de radiocomunicación se encuentran entre 50 y 100 veces por debajo de los límites de seguridad fijados».

Estudios e informes, a favor y en contra

Lo más llamativo de este debate en torno al WiFi y tecnologías similares radica en que unos y otros esgrimen estudios e informes de todo tipo. Covace echa mano de hasta 18 estudios publicados en 2009 en revistas como ``The Lancet'', que alertarían sobre la aparición de cánceres, leucemias, alzheimer y parkinson precoces o problemas cardíacos, unos riesgos más acentuados en menores de edad, cuyo cerebro aún no se ha desarrollado de forma completa. O habla de que en 2007 el Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente desaconsejó el uso del WiFi y recomendó su sustitución por cable. Por contra, en la carta de Educación se cita el reciente estudio de la Agencia de Protección de la Salud británica, constatando que para nada esas ondas afecten a la salud.

Pero ¿y qué dice de todo ello la Organización Mundial de la Salud? Si uno consulta su página web (www.who.int/mediacentre/factsheets/fs304/es/index.html), podrá leer que la exposición a radiofracuencia de estaciones (RF) de base oscila entre el 0,0002% y el 2% de los niveles establecidos en la directrices internacionales sobre los límites de exposición. ¿Su conclusión? «Teniendo en cuenta los muy bajos niveles de exposición y los resultados de investigaciones reunidos hasta el momento, no hay ninguna prueba científica convincente de que las débiles señales de RF procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan efectos adversos en la salud». Ésa es la versión científica vigente a nivel internacional. J.V.

no dañina

«No solamente considero poco probable que esta tecnología pueda ser en un futuro dañina, sino que es imposible que lo sea»

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